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Encuentros Diarios
Septiembre 05, 2017
Venciendo a la soledad—tercera parte
"Luego Dios el Señor dijo: No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada."1
Existen muchas y variadas razones por las que el hombre se siente solitario. Ya hemos hablado sobre algunas de ellas. Hablamos de Sharon quien le temía al amor a causa de su temor a perder al ser amado, las raíces de esto venia desde su niñez cuando su padre abandonó el hogar cuando ella solo contaba con cinco años de edad.
Por otra parte, Juan provenía de una familia feliz pero sus padres por razones de negocios tenían que moverse cada año. Cada que Juan hacia amigos, la familia se movía y el perdía a sus amigos. Al ir creciendo, ya no deseaba tener amigos cercanos porque le era muy doloroso perderlos. Esto lo hizo un solitario.
Ambos, Sharon y Juan fueron capaces de vencer su soledad cuando se dieron cuenta de las causas — lo cual es el primer paso para resolver todos los problemas. Una vez que ellos reconocieron sus miedos ellos pudieron poco a poco acercarse a otros y con el tiempo, vencieron a la soledad.
Si estoy teniendo problemas con la soledad, yo también necesito preguntarme cuál es la verdadera causa. ¿Es un problema de comunicación, de sentirse inadecuado, temor a ser lastimado, u otra causa? Si es así, puedo necesitar la ayuda de un consejero entrenado o un pastor comprensible o de un amigo que me ayude a trabajar a través de mi lucha.
El servicio a los demás es otra forma de superar la soledad. Pienso en mi abuela que vivió hasta la edad de 90 años. Ella había sido una viuda por muchos años pero no sufrió de soledad. Ella salía para ayudar a los demás visitando regularmente a los enfermos y a los ancianos. Al ayudarles a satisfacer sus necesidades satisfizo muchas de sus propias necesidades.
Las personas simplemente no pueden vivir sin el contacto humano. Como nos lo recuerda el Doctor Lynch, "Si fracasamos al tratar de formar relaciones cariñosas con los demás, nuestra salud mental y física estará en peligro."2 Es por esto que es vital comprometerse con la familia y los amigos y hacer el esfuerzo para fortalecer estas uniones.
Además de nuestra familia, no hay un mejor lugar para encontrar el amor y la sensación de pertenencia que en una iglesia en la cual el amor incondicional, la aceptación y la amistad se expresan de forma abierta, positiva y practica.
Aquí, también, uno puede encontrar a Dios — el único que puede satisfacer nuestra sensación innata de soledad espiritual. Wright dice; "el vivir alejado de Dios es la soledad más patética de todas."
Si usted responde al amor de Dios a través de su hijo, Jesucristo, él ha prometido "nunca, te dejare, jamás te abandonare."3 No importa cómo se sienta, Cristo siempre estará con usted.
Visualice a Jesús justo a su lado en este momento — esté donde esté. Responda a su llamado a seguirlo. Encomiende y confié su vida a él cada día. Pídale que le de la fe para creer en él y el valor para hacer su parte en la superación de la soledad. Al hacer su parte, Dios le ayudará. El ha prometido que lo hará.
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, cuando estoy solo, por favor ayúdame a encontrar al menos un alma hermana con quien pueda compartir mi ser en su totalidad sin ningún temor a ser juzgado o condenado pero sintiéndome plenamente aceptado y querido. Y ayúdame a ser tal amigo con alguien que este afligido. Por encima de todo, ayúdame a saber y sentir tu presencia sabiendo que siempre estás conmigo y nunca me dejas o me abandonas. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén."
1. Génesis 2:18 (NVI).
2. Time, 05 de septiembre, 1977
3. Vea Hebreos 13:5.
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