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Encuentros Diarios
Agosto 31, 2022
Un caracter de madurez — Tercera parte
Para concluir nuestra serie sobre la madurez, hemos hablado de la necesidad de madurez emocional ya que esto afecta todas las relaciones; el aceptar la responsabilidad personal en cada área de la vida, ya que esto afecta todas las acciones y comportamientos; el ser personalmente honesto con uno mismo, otros, y con Dios para que sigamos la verdad con amor en todo momento y ser capaz de tener intimidad en relaciones cercanas; y de la necesidad de madurez espiritual para que tengamos una relación genuina y significativa con Dios.
Y por último, pero ciertamente no el último, está el amor incondicional. El amar a Dios, los demás y a mí mismo de manera genuina es el más grande y noble fruto de la madurez, y mientras yo tenga la necesidad de crecer en el amor, también tengo la necesidad de crecer en madurez.
El amar incondicionalmente no significa que necesariamente nos agradan los demás o lo que ellos hacen. Esto significa que los aceptamos como colegas en la batallas/dificultades y compañeros pecadores porque, ante los ojos de Dios, todos hemos pecado y estamos privados de la gloria de Dios.5 Esto también significa que no intentamos cambiar a las personas o darles consejos que no han pedido o no desean. Esto significa que estamos allí para ellos en caso que nos necesiten; para escucharles; y aceptarles por quiénes son incluso si no estamos de acuerdo con su forma de vida.
Si otros pecadores vienen a Jesús, mientras que no estamos de acuerdo con sus acciones y su comportamiento, necesitamos mostrarles un amor incondicional y nuestra aceptación. De seguro es un llamado difícil, pero el amor incondicional es el fruto más noble de la madurez cristiana. Houssaye dijo, "dime a quien amas, y te diré quién eres."
Recordemos, también, que el crecer en madurez es la voluntad de Dios para nosotros. Como lo escribió el apóstol San Pablo, a este Cristo proclamamos, aconsejando y enseñando con toda sabiduría a todos los seres humanos, para presentarlos a todos perfectos en él. Con este fin trabajo y lucho fortalecido por el poder de Cristo que obra en mí."6
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, te agradezco el que tu meta para mi es que yo crezca en madurez en todas las áreas de mi vida, para que así pueda aprender a amarte de forma genuina, y a amar y aceptarme a mí mismo y a los demás de forma sana y positiva. Ayúdame Dios mío. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud en el nombre de Jesús, amén."
5. Vea Romanos 3:23
6. Colosenses 1:28-29
El Encuentro de hoy fue escrito por: Richard Innes.
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