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Encuentros Diarios
Septiembre 13, 2017
Fracaso en el matrimonio y la recuperacion
Jesús dijo, "Entonces conocerán la verdad, y la verdad los hará libres."1
Como lo he dicho antes, a través de los años al trabajar con personas divorciadas, he encontrado que muchos de los divorciados tienden a culpar a su pareja por el fracaso de su matrimonio. La mayoría no puede ver lo que ellos contribuyeron al rompimiento. En su momento yo tampoco lo pude ver.
Antes del matrimonio, muchos de nosotros orábamos para encontrar a la pareja adecuada cuando lo que necesitábamos orar era el poder ser la persona adecuada. Muchos odian la siguiente afirmación: estamos tan enfermos como aquellos a quienes nos sentimos atraídos—especialmente románticamente. Para aquellos que quieren una afirmación más positiva podríamos ponerlo de esta manera: somos tan sanos como aquellos a quienes nos sentimos atraídos. En otras palabras, si queremos tener un matrimonio saludable y maduro, tenemos que ser una persona madura y sana.
Yo aprendí esto de la manera más difícil porque mi primer matrimonio fue un desastre. Crecí en una familia muy disfuncional y, cuando era un adolescente, siendo el único hijo con tres hermanas, se esperaba que desempeñara el papel emocional del padre/marido ausente en el hogar. Mi madre se apoyaba en mí emocionalmente; y de adolescente cuide mucho de mis dos hermanas menores, así como de gran parte de la casa familiar. Al hacerlo, aprendí a confundir la necesidad con el amor.
Al pensar en matrimonio, ¿a qué tipo de persona me sentía atraído? Sí, usted lo adivinó—a una persona necesitada—alguien que necesitaba atención y cuidado. En ese momento, desde luego, no me di cuenta que yo era una persona súper-codependiente y que la persona a quien me sentía atraído era una persona demasiado necesitada. ¿Por lo tanto cuál de los dos era el más enfermo? Estábamos tan enfermos tanto el uno como el otro e igualmente inmaduros. Sucedió que yo era el funcional en la pareja. Trágicamente, vivíamos juntos pero aparte y moríamos un poco cada día. Después de 18 años de terapia y cada consejero habiendo renunciado a nosotros, finalmente me di por vencido. (Como una línea aparte, después de que nuestro matrimonio terminó, mi nivel de colesterol disminuyó 80 puntos de la noche a la mañana. ¡El estrés es un asesino! ¿Y que puede ser más estresante que las relaciones fracasadas?)
Románticamente nos sentimos bastante atraídos a una persona con quien nuestra neurosis hace conexión. O como un consejero solía decir, "Las chichones/protuberancias en mi cabeza coinciden con los agujeros en su cabeza." ¿Cuán cierto es esto? De hecho, se puede decir bastante acerca de nosotros mismos por el tipo de persona/s a quienes nos sentimos atraídos románticamente.
¿Cuándo pude ver la parte importante que tuve en mi matrimonio fracasado? Después de años de terapia y con nuestra situación aún deteriorándose, yo estaba al final del camino y literalmente le rogue a Dios que me enfrentara con la verdad de lo que yo estaba contribuyendo al desorden en que estaba mi matrimonio. Casi de la noche a la mañana, a pesar de que nunca había escuchado la palabra en ese entonces, pude ver mi súper codependencia y comprendí que mientras yo estuviese cuidando de quien era mi esposa en ese entonces, ella no sólo no mejoraba, mas se volvía cada vez más disfuncional. Así que mientras yo cuidara de ella, ella no tenía porque mejorar.
En verdad, esta fue la verdad que me liberó de mi ceguera.
En muchos sentidos, el codependiente es adicto a la persona dependiente. Es lo mismo con un alcohólico. Mientras la esposa (o viceversa) esté cuidando de su marido alcohólico y lo esté rescatarlo de los resultados de sus faltas de responsabilidad, ella tiene parte igual en la enfermedad y necesita quitarse del camino y dejarle caer. Esto no garantiza que él entrara en rehabilitación, pero si ella no hace esto, hay pocas posibilidades de que él se enfrente a la realidad y acepte la responsabilidad de su propia recuperación. Los codependientes a su vez necesitan hacer lo mismo ya que ellos tienen que dejar de hacer cualquier cosa que la persona dependiente es capaz de hacer por sí misma.
En una nota más positiva, si hay profundidad y calidad en mi ministerio hoy en día esto viene de muchos años de lucha en un matrimonio muy disfuncional el cual me reto a afrontar la realidad y entrar en recuperación por mí mismo. Estoy agradecido por mi educación, pero no aprendí acerca de la vida en la escuela dominical, el colegio bíblico, la universidad, o en la escuela de posgrado. Como dice el viejo proverbio, aprendí acerca de la vida en el "Colegio de la vida." Mis errores y mi proceso de recuperación también me enseñaron a animar a otros cuando ellos sufren el fracaso, no para desechar su dolor, sino para invertirlo sabiamente en su propio crecimiento y recuperación, y, a la misma vez dar un ministerio a los demás. El fracaso puede ser un maestro inestimable cuando se invierte sabiamente.
Después de que me divorcié hace más de veinte años, fui severamente criticado y perdí todo el apoyo de la iglesia. ¿Sí, es verdad, Dios desaprueba el divorcio, ¿pero quien en sus cabales no hace lo mismo? El divorcio es increíblemente doloroso. Yo, desde luego, no creo en el divorcio como salida fácil y creo firmemente que el divorcio sólo debe ser el último recurso cuando todo lo demás falla. Pero como David de la antigüedad, Dios no le rechazó después de sus fracasos, y estoy extremadamente agradecido de que Dios no me rechazó después de mis fracasos.
Comparto mi historia no para ganar simpatía (porque mi vida nunca había sido hasta hoy más satisfactoria, más productiva o más llena de alegría), pero para hacer hincapié, especialmente en nuestras iglesias y círculos cristianos, de que no prediquemos sobre el pecado del divorcio y tratemos a los divorciados como ciudadanos de segunda clase, a menos que enseñemos y hagamos hincapié en la tremenda necesidad que existe de ayudar a nuestros jóvenes a comprender las dinámicas de las relaciones, el peligro de las trampas de atracción que son neuróticas, y para ayudarles a madurar y a ser sanos emocionalmente antes de que busquen a una pareja para casarse. Hasta que no nos ocupemos de las causas principales detrás de las relaciones y matrimonios fracasados, continuaremos viendo un interminable flujo de divorcios que se van al precipicio. En otras palabras, necesitamos "construir una valla/barrera en la parte superior del acantilado antes de construir un hospital en la parte inferior."
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, gracias por tu Palabra que nos enseña que la verdad nos libera. Por favor ayúdame a comprender no solo la verdad acerca de ti y tu palabra, pero también la verdad acerca de mi mismo, los demás y las dinámicas de las relaciones. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud en el nombre de Jesús, amén."
1. Juan 8:32 (NVI).
Nota: Si están interesados, he escrito con muchos más detalles acerca de las dinámicas de las relaciones y la recuperación en los siguientes libros: 'Como
Arreglar un Corazón Roto' y 'No Se Puede Volar Con Las Alas Rotas.' Ambos están a la venta sólo en inglés en: http://actscom.com/store
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