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Encuentros Diarios
Abril 19, 2018
Que ha pasado con la antigua cortesia?
"El amor debe ser sincero. Aborrezcan el mal; aférrense al bien. Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente. Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu."1
Se ha dicho que el trabajo del predicador es para consolar a los afligidos y afligir a los cómodos. ¡Así que aquí va!
A menudo sostengo la puerta abierta para otras personas que entran o salen de un restaurante o tienda, ya sea para una mujer o un hombre, joven o viejo, un niño o una niña. La mayoría son agradecidos y dan las gracias, pero hay muchos que no se molestan en decir nada. A menudo me siento tentado a decir, "De nada,"sin embargo me muerdo la lengua y no digo ni una palabra.
Y nunca deja de sorprenderme cómo mucha gente me pide a través de mi correo electrónico que haga algo por ellos sin decir por favor, gracias, ni nada cortés – sin mencionar a los conductores que cortan delante de las personas en la carretera, etc., etc. O como lo he dicho antes acerca de la gente que dejan su carrito de compras en el estacionamiento para que alguien más lo guarde, algunos incluso los dejan en el espacio para otros carros. ¿Y qué hay de las personas que tiran su basura por la ventana del coche y ensucian las carreteras tan magníficas que tenemos el privilegio de tener, al menos donde yo vivo? ¿Y qué hay acerca de aquellos que vierten las latas vacías de cerveza y refrescos y basura a lo largo de rutas de senderismo en nuestros hermosos bosques y montañas?
No puedo evitar preguntarme ¿cómo actúan en casa estas personas tan centradas en si mismas?
¿Qué pasó con la vieja moda de la cortesía, pensar en los demás, decir por favor y gracias, limpiar y recoger las cosas por nosotros mismos, y reparar lo que quebramos?
En la iglesia antigua los cristianos eran conocidos por su amor al prójimo. Quiera Dios que esto fuera cierto en la actualidad. El amor se expresa siempre, no en lo que decimos o en lo que creemos, pero en lo que hacemos y cómo tratamos a los demás. Y yo no creo que podamos tener amor sin cortesía y consideración hacia los demás. Además, son las pequeñas cosas que hacemos y no las grandes las que definen quiénes somos realmente.
Asegurémonos de reflejar el amor de Dios y el Espíritu de Cristo en todo lo que hacemos y decimos. "¿QHJ—que haría Jesús?" Sigue siendo un buen principio por el cual vivir.
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, hoy de nuevo te ruego, por favor, ayúdame a ser como Jesús con todas las vidas que toco y dame la sabiduría para saber lo que tú haría en situaciones donde no estoy seguro de cómo actuar. Que pueda ser conocido por mi amor y preocupación por los demás y siempre ser como Cristo y cortés en cada situación. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amén."
1. Romanos 12:9-11 (NVI).
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