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Encuentros Diarios
Enero 11, 2022
La Necesidad por la Precaución
“Los tejones, animalitos de poca monta, pero que construyen su casa entre las rocas.”1
Mientras las hormigas nos enseñan muchas lecciones, incluyendo la importancia de estar preparado lo más que se pueda por cualquier cosa que venga por delante, los tejones nos enseñan la necesidad por la precaución y como ser responsable por el bien estar de uno mismo.
Estos animalitos se esconden tras el peñasco en las montañas donde las águilas no los puedan atrapar. También se esconden junto a las piedras donde no los puedan ver los leones rugientes. Lejos de las piedras, fueran presa fácil.
Demasiada gente hoy en día son muy dependientes, esperando que alguien más cuide de ellos. La meta de Dios es que nosotros maduremos y crezcamos. El no quiere que siempre estemos dependiendo de otras personas, sino que seamos interdependientes. Si no cuidamos de nosotros mismos y aceptamos responsabilidad para cumplir nuestras necesidades en maneras saludables, nadie más lo va hacer por nosotros. Si los tejones no practicaran la precaución y cuidaran de sí mismos, morirían de hambre, u otro animal ya se los hubiera comido. Si no aprendemos a hacer lo mismo, con el tiempo, también “Nos comerán!” Y cuando esperamos que otros hagan por nosotros lo que podemos y necesitamos hacer por nosotros mismos, permanecemos inmaduros, dependientes, e irresponsables.
Además, en la vida, la realidad es que no podemos confiar en todos. Jesús no se confiaba de todos tampoco. Y como él, lo mejor que nos conozcamos y entendamos a nosotros mismos, aprenderemos a saber si podemos confiar en alguien o no. Definitivamente no podemos confiar en nuestro enemigo, el diablo. Como dijo Pedro, “Sean de espíritu sobrio, estén alerta. Su adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar.”2
No queremos ser cínicos, pero si necesitamos tener cuidado y tomar las precauciones necesarias contra todas formas de ineptitud moral, el mal, y aceptar responsabilidad total en cada área de nuestras vidas. Sobre todo necesitamos encomendarnos diariamente a Dios y dejar que el guie nuestro camino como lo hacía David quien dijo, “El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio… ¡mi más alto escondite!”3
Oración sugerida: “Querido Dios, en las palabras del autor de un himno, ‘Roca de las edades, hendida para mi, deja esconderme siempre en ti.’ Ayúdame a nunca alejarme de ti y siempre ser responsable por cada área de mi vida. Gracias por escuchar y por contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen.”
1. Proverbios 30:26 (NVI).
2. 1 Pedro 5:8 (NVI).
3. 2 Samuel 22:2-3 (NVI).
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