Encuentros Diarios
Junio 06, 2019
Protestando Demasiado
“El que encubre el odio es de labios mentirosos.”1
Como lo dijo Robert Edwards, “No pongan toda su confianza en el hombre que durante el día presume de ser honesto. Esperen a verlo en la noche.”
Recientemente escuche a un hombre tratando de convencer a sus conocidos de cuan honesto él era, lo cual me recordó de la ocasión en la que escuche a otro hombre discutiendo sobre cuán sencillo él era.
Cuando escucho este tipo de comentarios no puedo evitar el pensar, “Si tengo que convencerte de que soy un caballero, puedes estar seguro de que no lo soy. Si te tengo que repetir lo sencillo que soy, es que ya no lo soy. Y si tengo que repetirte una y otra vez lo honesto que soy, esto es probable una buena señal de que no lo soy.
No tengo que hablar para mentir. Lo puedo hacer a través del lenguaje del cuerpo y mis expresiones faciales. Puedo mentir al sonreír y ser extremadamente dulce cuando estoy enojado, al reír cuando me siento lastimado o triste, al ser agresivo cuando tengo miedo, y muchas otras cosas más. O puedo mentir a través de mi tono de voz, o al pretender que estoy sintiendo o pensando en algo y no es así.
No podemos confiar en los amigos que no hablan con la verdad. No nos podemos sentir seguros o cómodos en su compañía. Nunca sabrás cual es su postura o la tuya frente a ellos.
“Como el apóstol Pablo nos dijo: Aferrándonos a la verdad con amor, crezcamos en todo hacía aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.”2
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, ayúdame a ser como un libro abierto, genuino, autentico y real—siempre- y ser como Jesús en todas mis relaciones. Gracias por escuchar y responder a mi oración. De todo corazón en el nombre de Jesús, Amén.”
1. Proverbios 10:18.
2. Efesios 4:15.
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