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Encuentros Diarios
Mayo 15, 2019
“Teología” del Cepillo de Dientes
“Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.”1
Lo que estoy a punto de decir tal vez lo miren como algo extremadamente simplista pero es algo que me recuerda de manera viviente de los increíbles privilegios y las bendiciones que yo/nosotros experimentamos todos los días aquí en el mundo occidental.
Anoche mientras me cepillaba los dientes, pensé en lo bendecido que estoy al tener pasta dental y un cepillo dental y poder lavarlos por las mañanas y por las noches. Pensaba en lo terrible que ha de ser vivir en lugares donde estas amenidades no están disponibles. Sin embargo, después de ponerme en la lista de los pedantes fanáticos consideren una experiencia reciente que tuvo mi esposa.
No hace mucho tiempo ella estaba en una misión de nuestra iglesia que fue a una de las áreas empobrecidas en las Filipinas. Ella compartió lo increíblemente excitados y agradecidos que estaban los niños cuando el equipo les dio cepillos dentales y pasta dental—algo que ellos jamás habían tenido en sus vidas anteriormente.
Y esta mañana yo estaba tan agradecido con Dios por tener plomería en la casa, agua caliente y potable, toda la comida que necesito, ayuda médica moderna, un techo sobre nuestras casas, una cama cómoda para dormir, una compañera amorosa, el maravilloso privilegio de poder escribirles, increíbles medios de comunicación, viajes carreteras increíbles—y miles de otras conveniencias, privilegios y beneficios sin fin que tenemos y muy seguido no los apreciamos lo suficiente—sin mencionar el privilegio de haber escuchado y recibido el regalo de Salvación por parte de Dios—y porque alguien se preocupo lo suficiente para presentarme a Jesús.
Espero que cuando cepillen sus dientes hoy que ustedes, también, vean y recuerden las increíbles bendiciones que tienen y que, juntos, trabajaremos para ayudar a los menos privilegiados. Como alguien lo dijo, “¿Vendería mis manos o mis ojos por un millón de dólares?” De ninguna manera.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, por favor abre mis ojos para que pueda ver las bendiciones sin fin que me has dado y, sobre todo, por favor dame un corazón agradecido. Y que las oraciones y el agradecimiento hacia ti vivan siempre en mi corazón y nunca lejos de mis labios. Y por favor ayúdame a recordar a los pobres y a los necesitados en el área donde vivo y a aquellos en otras partes del mundo y hacer lo que pueda para ayudarlos—y al hacerlo mostrarles tu amor por ellos. Gracias por escuchar y responder a mi oración. De todo corazón en el nombre de Jesús, Amén.”
1. Efesios 5:20 (NVI).
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