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Junio 18, 2019

"Pues Demas, por amor a este mundo, me ha abandonado."¹

Según un documentario en la televisión, el guepardo sobrevive por medio de dejar atrás a su presa. Puede correr hasta setenta millas por hora, pero solo por un tiempo corto. Aunque tiene un cuerpo ágil que está hecho para la velocidad, tiene un corazón pequeño lo cual no le da permanencia. A menos que alcance a su presa en su primera explosión de energía, tiene que darse por vencido.

Cuando se trata de servir a Dios y hacer su obra hay muchos "guepardos." Empiezan bien con gran entusiasmo y gran vigor pero terminan mal. En cuanto el camino se pone un poco difícil y la vida les presenta pruebas, se cansan y abandonan la causa y se salen de la carrera. Lo que se necesita no es más velocidad, pero más permanencia.

Todos necesitamos corazones más grandes para las habilidades más grandes de permanencia y confianza.

Oración sugerida: "Querido Dios, por favor ayúdame a no ser un 'guepardo,' pero más bien tener permanencia para ser lo que tú quieres que yo sea y hacer lo que tú quieres que yo haga. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen."

1. 2 Timoteo 4:10.