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Enero 03, 2024

"Quiero conocer a Cristo y experimentar el gran poder que lo levanto de los muertos. ¡Quiero sufrir con él y participar de su muerte, para poder experimentar, de una u otra manera, la resurrección de los muertos! No quiero decir que ya haya logrado estas cosas ni que ya haya alcanzado la perfección; pero sigo adelante a fin de hacer mía esa perfección para la cual Cristo Jesús primeramente me hizo suyo. No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro únicamente en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante.”¹

La meta del Cristiano debe ser vivir una vida que agrade al Señor y servirle fielmente. Para avanzar eficazmente, es importante dejar atrás el peso de nuestro pasado. Hebreos 12:1-2 dice,"...Quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante. Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe." Si queremos alcanzar las metas que Dios ha puesto en nuestros corazones y efectivamente ser Sus manos y pies en esta tierra, debemos dejar de centrarnos en nuestro pasado y comenzar a enfocarnos en Jesús. Sólo entonces podremos alcanzar el potencial que Dios ve en nosotros.

Apenas comenzo el año nuevo. ¡Podemos empezar de cero! Algunas cosas no cambiarán y eso está bien, pero cosas como nuestros hábitos, metas, prioridades, perspectiva y actitud son algunas cosas que podemos evaluar y modificar según sea necesario. ¿Qué ha puesto Dios en tu corazón para hacer este año? Nuestro ministerio no está necesariamente dentro de las paredes de una iglesia, sino más bien en conversaciones e interacciones cotidianas con los demás. Estamos ministrando a los demás cuando mostramos bondad, respeto y humildad. Estamos sirviendo a Cristo cuando ayudamos a alguien necesitado. Cada momento es una oportunidad para servir a Dios. Nuestra meta es ser más como Cristo, y al hacer esto, guiar a los demás a El, no sólo con palabras, sino en acción.

Con el peso de nuestro pasado detrás de nosotros, y nuestros ojos centrados en Jesús, reunamos el valor para hacer lo que Dios nos está llamando a hacer. Nadie sabe cuánto tiempo tenemos en esta tierra, así que vamos a trabajar y cumplir la voluntad de Dios para nuestras vidas. ¿No estás seguro de lo que Dios te está diciendo que hagas? Ore, escuche y luego obedezca. ¿No estás seguro de dónde empezar a practicar los frutos del Espíritu? Comience en su propia casa, con su familia. Lo importante es que empecemos y luego confiemos en que Dios nos dará la perseverancia para seguir avanzando hacia la meta.

Oración sugerida: Querido Dios, gracias por las oportunidades para empezar de nuevo. Puedo tropezar y caer, pero elijo confiar en que aún no has terminado conmigo. Tus planes y metas para mí son más grandes de lo que sé. Por favor, ayúdame a ser como tú, para que otros quieran imitarme, y al hacerlo construir una relación personal contigo. Permíteme escuchar Tu voluntad y obedecer, y permíteme comenzar este ministerio en casa. Gracias por escuchar y contestar mi oración. En el nombre de Jesús, amén."

1. Filipenses 3:10-13 (NTV).

El Encuentro de hoy fue escrito por: Crystal B.