|
Encuentros Diarios
Junio 17, 2022
Adán: El Primer Padre
"¡No! Oh pueblo, el Señor te ha dicho
lo que es bueno, y lo que él exige de ti: que hagas lo que es correcto, que
ames la compasión y que camines humildemente con tu Dios.”1
Como todos recordamos, Adán fue el primer hombre
creado en el Jardín del Edén. Después de desobedecer a Dios y ser expulsados
del jardín, él y su esposa comenzaron una nueva vida. Tal vez lo que no se
dieron cuenta fue cuán amplias serían las consecuencias de su desobediencia.
Sus acciones habían traído el pecado al mundo, y pronto descubrirían, de
primera mano, el dolor y la destrucción que trae el pecado.
Como padre primerizo, puedo imaginar la alegría que Adán
sintió al nacer su primer hijo, Caín. Independientemente de los errores que los
padres hayan cometido, el nacimiento de nuestros hijos siempre parece restaurar
la esperanza y la alegría. Más tarde, nació un segundo hijo, y su nombre era
Abel. Estoy segura de que tanto Adán como Eva estaban muy agradecidos al Señor por
la gran bendición de la paternidad, mientras veían a sus hijos crecer y jugar
juntos. ¡Poco sabían cómo los pecados de su pasado los alcanzarían! A medida
que Caín y Abel crecían, los celos echaron raíces en el corazón de Caín porque
Abel encontró el favor a los ojos del Señor. Esto llevó a Caín a convertirse en
el primer asesino, ya que mató a su propio hermano.
Dios ha dado a los padres una responsabilidad especial
como líderes en nuestros hogares. Las consecuencias de nuestras acciones, ya
sean buenas o malas, tendrán un impacto en nuestros hijos y en las generaciones
venideras (Números 14:18). Sería prudente prestar atención a algunas de las
lecciones que podemos aprender de Adán:
La obediencia de un padre al Señor
puede ser el ejemplo perfecto de obediencia para nuestros hijos. Dios ve nuestras acciones y no hay
forma de esconderse de él. Por lo tanto, es importante ser padres que modelen
la integridad y animen a nuestros hijos a hacer lo mismo. Debemos ser responsables de nuestras
acciones. Si bien siempre habrá consecuencias, ya sean buenas o malas, debemos
presentarnos ante Dios con humildad, confesando nuestros errores, aceptando el
perdón y la misericordia de Dios, y seguir adelante.
Nuestros hijos aprenderán a amar como nosotros, los padres,
amamos a Dios por encima de todo, y a su vez amamos a los que nos rodean. Que nuestro ejemplo sea
siempre uno que lleve a nuestros hijos a Cristo.
Oración sugerida: Querido Dios, gracias por tus
misericordias que son nuevas cada mañana. Te pido que nos des el valor para
hacer lo correcto y caminar siempre humildemente, en obediencia, contigo.
Ayúdanos a ser más como tú, y al hacerlo, ser ejemplos piadosos para que
nuestros hijos sigan. Gracias por escuchar y contestar mi oración. En el nombre
de Jesús, Amén.
Miqueas
6:8 (NTV).
El Encuentro de hoy fue escrito por: Crystal B.
|
|