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Encuentros Diarios
Junio 03, 2019
Atracción a la Tentación
“No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no permitirá que seas expuestos a la tentación más de lo que puedan resistir, sino que proveerá también juntamente con la tentación la vía de escape, para que puedan soportarlo.”1
Desde el porche de su casa una amiga observó a una bella mariposa con sus frágiles alas atrapadas en una telaraña. Movía sus alas de manera frenética tratando desesperadamente de escapar. Sintiendo lastima por la mariposa, mi amiga se acerco para ver si ella podía liberarla. Lo que observó, sin embargo, fue que mientras más trataba de liberarse, más se enredaba en la telaraña. Con la mayor suavidad posible le ayudó a liberarse y se deleito muchísimo cuando por fin lo logró y la mariposa se alejo volando.
Esto le recordó sobre lo fácil que podemos caer presas del pecado. Un poquito aquí y un poquito allá. Ponemos nuestros dedos en el agua y antes de darnos cuenta estamos atrapados en las redes de nuestras acciones y nuestras emociones. Y después, entre más tratamos de escapar y liberarnos, más enredados nos encontramos.
El hecho es que no podemos salvarnos a nosotros mismos de las trampas del pecado y sus consecuencias eternas. Solo Dios lo puede hacer. Él nos ha dado el único camino de escape y es a través de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, quien dio su vida para pagar la pena del pecado. Como lo dice la Palabra de Dios, “Porque por gracia han sido salvados por medio de la fe, y esto no proviene de ustedes, pues es don de Dios.”2
Si han aceptado la salvación de Dios de las trampas del pecado y sus consecuencias, para más ayuda oprima el enlace: www.actsweb.org/sp/conocer_a_dios1.htm
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, ayúdame a siempre buscar tus caminos y no perderme en las tentaciones del pecado. Donde haya pecado, por favor perdóname y libérame de las trampas en las que me he metido yo mismo. Sobre todo, gracias por salvarme de las consecuencias eternas del pecado y darme el regalo de la vida eterna a través de mi Seño Jesucristo. Gracias por escuchar y responder a mi oración. De todo corazón en el nombre de Jesús, amén.”
1. 1 Corintios 10:13 (NIV).
2. Efesios 2:8.
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