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Encuentros Diarios
Mayo 23, 2017
Disonancia cognitiva
"La tentación es la fuerza de nuestros malos pensamientos y deseos. . . que nos lleva a cometer actos pecaminosos."1
¡Alguna vez se detuvieron a pensar que en lo que la mente piensa el cuerpo actúa!
Considere, por ejemplo, cómo funciona la tentación. Un pensamiento nos llega a la mente aparentemente de la nada—tal vez de nosotros mismos o de la tentación. Decidimos (generalmente inconscientemente) albergan ese pensamiento y, al hacerlo, se apodera de nuestras emociones, y entre más pensar en ello, mayor es la certeza que sentimos. Después, comenzamos a visualizar en nuestra mente lo que queremos hacer y a continuación, a menos que tomemos la decisión consciente de dejar de pensar en ello, caemos en la tentación.
La batalla se gana o se pierde en la mente antes de que tan siquiera hagamos aquellos que nos ha tentado.
Uno de los muchos peligros de continuamente caer en la tentación es, como alguien más lo indicó: "Si no vivimos la vida que creemos, terminaremos viviendo infelizmente la vida que vivimos."
Hacemos esto porque mientras que nosotros no vivamos con consistencia la vida en al que creemos, nuestras mentes experimentan lo que se llama disonancia cognitiva; es decir, disonancia mental. Porque no podemos tolerar este conflicto mental podríamos terminar cambiando nuestras creencias para que sean de acuerdo a nuestros comportamientos y racionalizamos todo lo que hacemos - un camino peligroso y destructivo a seguir. La Biblia llama a la consecuencia el tener una conciencia muerta.2
En otras palabras, "Si no vivimos la vida que creemos, terminaremos viviendo infelizmente la vida que vivimos" —una forma peligrosa y destructiva de vivir.
No es sorpresa que la Biblia nos enseña a "tomen cautivo todo pensamiento relacionado a la obediencias de Cristo."3 Y, ". . . todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración - , en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio—piensen en estas cosas"4
Cuando estoy luchando contra la tentación, le pido a "Jesús o al Espíritu Santo que me ayuden." Cuando soy constante con esta oración y la digo de corazón, pronto los pensamientos y la tentación se alejan de mi mente. Esta es una forma sencilla de tomar cautivo todo pensamiento y hacerlo a la obediencia de Cristo."
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, ayúdame a protegerme en contra del albergar pensamientos negativos que me puedan llevar a la tentación y al pecado. Ayúdame a recordar el buscar tu ayuda y concentrarme en pensamientos positivos y sanos que me llevarán a una forma de vida sana y completa. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, Amén."
1. Santiago 1:14-15. 2. Santiago 1:15. 3. 2 Corintios 10:5 (NVI). 4. Filipenses 4:8 (NVI).
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