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Encuentros Diarios
Mayo 25, 2017
Naufragio interno
"Manténganse firmes a la fe en Cristo, y tengan una conciencia limpia. Porque algunas personas deliberadamente han ignorado a su conciencia; como resultado han naufragado en la fe."1
"Víctor Hugo, quien es famoso por su novela El Jorobado de Notre Dame, también escribió una historia llamada "noventa y tres." Habla acerca de un navío atrapado en una peligrosa tormenta en mar abierto. Durante el momento más fuerte de la tormenta, los temerosos marineros escucharon un terrible ruido debajo de la cubierta. Ellos supieron de inmediato que ese nuevo ruido provenía de un cañón, parte del cargamento del barco y el cual se había soltado. Se movía de un lado a otro con el vaivén del barco, golpeando el lado del barco con un terrible impacto. Sabiendo que eso podría causar el naufragio del navío, dos bravos marineros se ofrecieron a hacer el peligroso intento de volver a amarrar el cañón. Ellos sabían que el peligro de hundirse debido al cañón (suelto) era más grande que la furia de la tormenta."2
Sin lugar a dudas la vida es así. No siempre, pero más a menudo que no, no son las tormentas externas las que nos causan la mayoría de los problemas, pero las tormentas se desatan dentro de nosotros—tales como un espíritu de amargura, envidia, orgullo, codicia y así sucesivamente. Otros "cañones sueltos" son las heridas sin resolver, la ira, la falta del perdón, culpabilidad, lujuria y así sucesivamente. Estos, si no se les enfrenta y se les resuelve, pueden fácilmente causar el naufragio de nuestras relaciones, nuestra fe o incluso de nuestras vidas. Algunas "personas que son como cañones sueltos" en las organizaciones también deben ser puestos bajo control antes de que destruyan "el barco."
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, gracias por tu Palabra que me recuerda que debo vivir con una conciencia limpia. Por favor confróntame con cualquier problema en mi vida que pueda, si no lo resuelvo, llevarme al naufragio de mi fe, mis relaciones, y aun mi vida. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, Amén."
1. 1 Timoteo 1:19.
2. Brett Blair, Citado en www.eSermons.com
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