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Encuentros Diarios
Julio 10, 2017
Atrévase a ser honesto
"Sólo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella para nada; sólo así tendrás éxito dondequiera que vayas."1
George Sweeting escribe en Moody Monthly acerca de la desesperante necesidad por la honestidad en nuestra cultura. Usa como referencia al Dr. Madison Sarratt, quien dio clases de matemáticas por muchos años en la Universidad Vanderbilt, quien antes de dar un examen, advertía a la clase algo parecido a lo siguiente:
"Hoy les voy a dar dos exámenes: uno en trigonometría y el otro en honestidad. Espero que pasen ambos. Si debe de reprobar uno de ellos, que sea el de trigonometría. Hay muchas personas buenas en el mundo que no pueden pasar trigonometría, pero no existe gente buena en el mundo que no pueda pasar el examen de la honestidad."
En tiempos recientes estamos escuchando más y más en las noticias acerca de tramposos en la escuela preparatoria/bachillerato, tramposos en el colegio, tramposos en la política, tramposos en los negocio. . . Puede parecer que los tramposos ganan a corto plazo, pero el hecho es que, a la larga los tramposos nunca ganar. Tarde o temprano sus trampas los atraparán. El agente que me engañó y se robó mi fondo de jubilación pasó seis años en la cárcel, y ese es un castigo pequeño comparado a su propio castigo por lo que le hizo a su concepto sobre sí mismo y a su carácter. ¿Nadie nunca confiará en él de nuevo?
La tragedia es que cuanto más acepta nuestra sociedad el ser infiel y la deshonestidad personal como una forma de vida, más nos lastimamos a nosotros mismos y, en definitiva, a nuestra sociedad. La autonomía para sobrevivir a la larga depende de la honestidad, la buena voluntad y el carácter de los gobernados. Cuando ya no pueden confiar en que acatemos las leyes—especialmente las leyes que se encuentran en los diez mandamientos, que fueron dados para el beneficio y la libertad de cada sociedad, la ley acabará por regirnos no como una democracia, sino como una dictadura o alguna otra forma de opresión legalista. De hecho, sin la honestidad, el carácter y éticas firmes, una sociedad libre no puede sobrevivir como tal a largo plazo.
Las leyes de Dios son para el bien de todos. Las desafiamos bajo nuestro riesgo.
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, gracias por las leyes que nos has dado por nuestro propio bien. Por favor dame un gran respeto y apreciación por todas tus leyes y el valor para obedecerlas. Y por favor ayúdame a ser honesto conmigo mismo, contigo y con los demás en todo lo que haga. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén."
1. Josué 1:7 (NVI).
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