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Encuentros Diarios
Julio 14, 2017
Honestidad personal: la clave para relaciones exitosas — Tercera parte
"Por lo tanto, abandonando toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda calumnia, deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación."1
Para ayudarnos a ser personalmente honestos, genuinos y reales, y así mejorar en gran forma nuestras relaciones, los siguientes pasos ayudaran:
Primero, comprendamos que un ser humano normal tiene un espectro completo de emociones que van desde el amor, alegría, paz, conjeturas, al miedo, dolor, ira y así sucesivamente. Todas estas son emociones dadas por Dios. Sin ellas, la vida sería característicamente opaca y aburrida. Ser emocionalmente completo significa estar en contacto con cada emoción humana que Dios nos ha dado.
Segundo, necesitamos ver nuestra necesidad y desear fuertemente ser honestos.
Tercero, tenemos que reconocer y aceptar responsabilidad por cualquier problema que tenemos y considerar la posibilidad de que nuestras relaciones deterioradas, un matrimonio aburrido, la vida sexual insatisfactoria en el matrimonio, ansiedad, depresión, hábitos destructivos y cualquier síntoma físico que tenemos podrían estar causados por las emociones negativas que hemos reprimido.
Cuarto, y lo más importante de todo, tenemos que aprender a orar la oración correcta. Si es necesario, díganle a Dios que no saben cómo, o están temerosos, sean sinceros consigo mismos y pidan ayuda si la necesitan. Pídanle que les dé el valor de verse a sí mismos como son y para hacer frente a la verdad sobre ustedes. Probablemente su respuesta vendrá de una manera inesperada—quizás a través de un libro, un revés personal, un amigo, una relación difícil o rota o alguna otra situación dolorosa. Lamentablemente, la mayoría de nosotros sólo miramos a nuestro interior cuando estamos sufriendo lo suficientemente.
Quinto, aprender a través de la práctica a expresar sus sentimientos en forma abierta y honesta, especialmente con las personas que son importantes para usted. Si se siente herido, temeroso, confundido o enojado, reconózcalo y diga, "Me siento confundido o enojado." Nunca diga, "Me haces enojar", o "me lastimas." Este acusa a la otra persona por nuestra reacción, la cual es nuestro problema y responsabilidad. Identifique por qué te sientes de la manera en que lo hace. Por ejemplo, dígase, "sé que mis sentimientos son mi problema y puedo estar reaccionando de mas, pero cuando me hablan en forma brusca como lo hizo usted, me lastima y me enoja." O simplemente, "cuando usted dice (o hace) cosas como esta, me siento muy lastimado y/o molesto."
Si la persona no acepta sus sentimientos, escríbalos en una carta. Si cree que le debe dar la carta a esa persona, consúltelo con la almohada y escríbalo de nuevo antes de hacerlo. Si aún así no lo aceptan, pruebe lo que Gary Smalley y John Trent sugieren en su libro, El lenguaje del amor. Comparta cómo se siente mediante el uso de imágenes con palabras; es decir, haga una historia o una parábola que mostrará claramente cómo se siente.
Por último, si te amo, siempre voy a ser abierto y honesto contigo y cómo la Biblia lo sugiere, siempre me esforzare por "hablar con la verdad en el amor."
Por lo tanto, nunca te culpare de mis sentimientos, sino que tomaré responsabilidad plena por ellos y del manejarlos en una manera cariñosa y sin juzgar.
Negar nuestros errores y sentimientos, actuando a ciegas, o atacando e hiriendo a otros con ellos, es una flaqueza y una muestra de inmadurez. Reconociendo y sacándolos de una manera responsable es un sello distintivo del adulto maduro. Puede que no sea fácil, pero es verdadera fuerza y es la única manera para promover el crecimiento y desarrollar relaciones íntimas.
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, por favor ayúdame a ser honesto conmigo mismo y a ser abierto y honesto en todas mis relaciones y contigo—y así ser un canal para que tu amor fluya hacia cada vida que toque. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén."
1. 1 Pedro 2:1-2.
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