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Encuentros Diarios
Julio 18, 2017
Nunca, nunca, nunca. . . se den por vencidos
"Por esto, ya que por la misericordia de Dios tenemos este ministerio [de decir las buenas nuevas a los demás], no nos desanimamos."1
Fue durante la Segunda Guerra Mundial cuando Gran Bretaña estaba contra la pared tratando de defenderse a sí misma de la aparentemente probabilidad de una abrumadora e incesante embestida por parte del poderío militar de Hitler y el bombardeo implacable de la fuerza aérea alemana.
A Winston Churchill se le pidió que hablara con los estudiantes de la escuela Harrow, la escuela a la cual creo que Churchill asistió cuando era un estudiante. El siguiente es el discurso que dio ese día:
"Nunca se den por vencidos: nunca, nunca, nunca, nunca, en nada grande o pequeño, nunca caigan excepto ante la convicción del honor y el sentido común. Nunca cedan a la fuerza; nunca se rindan ante el aparentemente abrumador poder del enemigo."2
Cuando se trataba de nunca darse por vencido Churchill ciertamente practicó lo que predicaba. Su firme liderazgo ayudó a ganar la guerra contra Alemania. Y cuando se trata de la obra de Dios, seamos todos como el apóstol Pablo, quien dijo acerca de su trabajo para Dios: "es Dios mismo, en su misericordia, que nos ha dado este maravilloso trabajo [de contar las buenas noticias a los demás] por lo tanto nunca nos damos por vencidos."
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, gracias por el maravillo llamado y el privilegio de ser uno de tus testigos durante el curso de mi vida. Ayúdame a ser un testigo efectivo y a nunca dejar de orar por los que se han ido, por los amigos y los vecinos y a nunca dejar que mi luz deje de alumbrar. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén. "
1. 2 Corinthians 4:1.
2. Discurso de Sir Winston Churchill, 1941, Escuela Harrow.
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