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Encuentros Diarios
Abril 22, 2021
De lo que somos hasta lo que podemos llegar a ser
Lo primero que Andrés hizo fue encontrar a su hermano Simón, y le dijo, 'Hemos encontrado al Mesías (es decir, el Cristo). Luego lo llevó a Jesús, quien mirándolo fijamente, le dijo, Tú eres Simón, hijo de Juan. Serás llamado Cefas (es decir, Pedro, la roca)."1
Hace tiempo atrás mientras visitaba junto con unos amigos los hermosos jardines de la Biblioteca Huntington quede muy impresionado con los maravillosos jardines con secciones dedicadas a diferentes países. Cuando estuvimos en la sección japonesa y vimos el despliegue de árboles bonsái, uno de mis amigos comentó qué era una tristeza ver estos maravillosos árboles con raíz atrapadas en el sentido de que ellos nunca podrían en su actual situación alcanzar el potencial para el cual ellos estaban diseñados.
Ese mismo tipo de sensación es la que siento en un zoológico o un santuario animal cuando veo a una gloriosa águila atrapada en una jaula. Este "rey de las aves" con su increíble envergadura no puede elevarse mas allá de la jaula en la que está.
¿Me pregunto si cuando Dios mira hacia abajo y ve a tantos de sus hijos enlazados al pecado o a emociones dañadas, esto lo hace sentirse triste? Estoy seguro que sí, pero la buena noticia es que Dios también ve nuestro gran potencial.
Cuando Jesús conoció a Simón por primera vez él vio a Pedro, la roca. Cuando miró a Abraham, él vio a Abraham, el padre de la nación de Israel. Cuando vio a David, el joven pastor, él vio a un poderoso rey David. Cuando miró a Saúl de Tarso, él vio a Pablo.
Y cuando Jesús nos mira, él nos ve no sólo como somos, pero también lo que, con su ayuda, podemos llegar a ser.
Cuando Jesús les mira, ¿qué piensan que él ve? Hagan lo que hagan, no se pierdan la oportunidad de convertirse en lo que Dios ha previsto que sean. Él también tiene una visión y un propósito para sus vidas. Nunca descansen hasta que descubran cual es ese propósito.
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, por favor dame la introspección para ver lo que tú ves en mí y en lo que, con tu ayuda, me puedo convertir. Y dame el valor para hacer lo que tengo que hacer para cumplir con la visión que tienes para mí, para que mi vida sea una inversión en la eternidad. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén."
1. Juan 1:41-42 (NVI).
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