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Encuentros Diarios
Septiembre 01, 2017
Venciendo a la soledad—primera parte
"Luego Dios el Señor dijo: 'No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.'"1
"Estoy solo en el universo. En realidad nadie me conoce. A nadie le importo. Dios — si es que hay uno — está muy lejos. El se cansó de mi y se fue lejos. Hoy me vi en el espejo y vi al verdadero yo — una horrible cicatriz, una herida abierta. Me voy a dormir."
Estas fueron las palabras de un brillante estudiante en una Universidad muy reconocida. Era uno de los estudiantes más prometedores de esa Universidad. Era excepcionalmente inteligente, guapo, atlético y popular, iba en camino a una destacada trayectoria en la medicina. A pesar de todo esto, aún era un joven muy solitario. Después de escribir la nota anterior, se inyectó veneno en sus venas y murió.
La soledad, como la depresión, es una de las plagas de la sociedad contemporánea. Pocos escapan por completo. En su forma crónica es un asesino. Cuando aún imprimíamos los folletos de los encuentros de ACTS, "Venciendo a la soledad," de donde se toma esta serie, fue uno de los folletos más solicitados.
La revista Time informó hace algunos años que durante mucho tiempo los estudios sobre la salud han demostrado que las personas solteras o viudas son mucho más susceptibles a las enfermedades que las personas casadas. Por ejemplo, la tasa de mortalidad por enfermedades del corazón es cinco veces más alta entre las viudas de 25 a 34 años que entre las mujeres casadas de la misma edad. Y los divorciados de todas las edades son dos veces más susceptibles a una embolia que los casados.2 Creo que las cosas han cambiado muy poco desde que este artículo fue escrito.
Cuando James J. Lynch, era un especialista en medicina psicosomática en la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland y autor de Un Corazón Roto: Las Consecuencias Médicas de la Soledad, alegó que el suicidio, el cáncer, la tuberculosis, los accidentes, los trastornos mentales y especialmente las enfermedades del corazón son influenciados de forma significativa por el compañerismo humano."
En otras palabras, "la soledad y el aislamiento pueden literalmente romper tu corazón." La soledad es el sentimiento de no poder estar en contacto con otra persona y a su vez esta persona no poder comunicarse con usted. Es un sentimiento de sentirse aislado a pesar de que pudiese estar rodeado de gente.
Henri Nouwen lo expresa de esta manera: la persona solitaria no puede hacer contacto; su mano se cierra en el aire."
Continuará. . .
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, cuando me siento solo ayúdame a ver si la causa se encuentra dentro de mí mismo y, si es así, a buscar la ayuda que necesito para superar este problema. Además, ayúdame a no encerrarme en mí mismo, más sí a buscar a otros y echarle una mano de ayuda a un hermano o hermana que esté muy solo. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén."
1. Genesis 2:18 (NVI).
2. Time, 5 de septiembre, 1977.
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