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Encuentros Diarios
Septiembre 04, 2017
Venciendo a la soledad—segunda parte
"Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante! Si dos se acuestan juntos, entrarán en calor; uno solo ¿cómo va a calentarse?"1
Continuando con la serie sobre la soledad, el psicólogo Norman Wright en su libro Una Respuesta a la Soledad cita a una mujer solitaria, quien dijo: "Me duele profundamente en lo más profundo de mi estómago, mis brazos y mis hombros piden ser abrazados estrechamente. . . para que me digan que se me ama verdaderamente por lo que soy."
Wright dice, "Muy dentro de nosotros está el hambre de contacto, aceptación, pertenencia, intercambio íntimo, capacidad de respuesta, apoyo, amor y el toque de ternura." "Experimentamos la soledad porque estos deseos no siempre son alimentados."
Por ejemplo, un niño se siente solitario cuando sus padres están demasiado ocupados para estar con él. Pero, ¿a quién puede buscar? El adolescente se siente solitario cuando se siente incomprendido por sus padres. Una madre de niños pequeños se siente sola cuando está demasiado ocupada para cumplir con sus propias necesidades de tener compañía.
Cuando dentro del matrimonio no hay una comunicación efectiva, especialmente con sus sentimientos, la soledad puede llegar a ser muy profunda.
Cuando uno pierde a un ser amado por muerte o enfermedad o está aislado debido a una enfermedad, él o ella se siente increíblemente solo.
Las personas de edad, que a menudo son separadas de sus familias y cuyos amigos han fallecido, conocen la amargura de la soledad.
Las personas que se sienten inadecuadas son a menudo solitarias. Como no se gustan a sí mismos, piensan que no les agradan a los demás por lo que tienden a aislarse, por lo menos emocionalmente, de otras personas. En ocasiones una oculta hostilidad puede ser un motivo de soledad. Las personas hostiles están enojadas con los demás, por lo que les impiden acercarse demasiado a ellos a través de su actitud negativa.
Otra causa de la soledad es el miedo — miedo a ser lastimado, miedo al rechazo, miedo de no llenar expectativas, miedo de perder a un ser querido, miedo al fracaso y así sucesivamente. Por ejemplo, cuando Sharon tenía cinco años su padre abandonó la casa y ella se sintió rechazada por él. Desde entonces, ella ha tenido el temor inconsciente de que si alguna vez llega a amar plenamente a otro hombre, él también la dejará. Por lo tanto tenía miedo a amar plenamente a su marido hasta que se dio cuenta de la razón por la que ella lo frenaba.
Continuará. . .
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, cuando me este sintiendo solo ayúdame a encontrar una iglesia o grupo en donde yo pueda descubrir un sentido de pertenencia y la sensación de que estoy contribuyendo con algo que vale la pena a los demás. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén."
1. Eclesiastés 4:9-11 (NVI).
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