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Encuentros Diarios
Agosto 30, 2022
Un caracter de madurez — Segunda parte
Examinando las características de la madurez ayer notamos que el tener una vida muy integrada emocionalmente y el aceptar la responsabilidad personal para cada área de la vida son ambas características esenciales de la madurez. Hoy mencionaremos otras dos características claves. La siguiente es:
Honestidad personal. Otra característica importante de la madurez que es vital para las relaciones saludables y una vida significativa es la honestidad personal con los demás y con uno mismo. Sin la honestidad personal, yo no creo que la honestidad intelectual sea posible. En la medida en la que soy deshonesto y fuera de contacto con mi propia realidad, más distorsionaré todos los demás factores y verdades para hacerlos coincidir con mi percepción distorsionada de la realidad. Por otra parte, cuanto más honesto soy, más claro veré el resto de la verdad, incluyendo la verdad de Dios.
La honestidad personal incluye el estar en contacto y ser sincero acerca de nuestros verdaderos sentimientos/emociones (muchos de los cuales han estado ocultos desde tiempo atrás). También significa ser honestos acerca de nuestros motivos. Esta puede ser el área de más reto en la honestidad personal debido a que la mayoría de nosotros tenemos agendas secretas, ya sean conscientes o inconscientes. Por desgracia, las agendas ocultas causan que las personas se conviertan en personas asquerosamente manipuladoras.
Ser honesto significa ser real, transparente y auténtico. Es una llamada difícil pero la única forma sana y madura de vivir. Esto significa ser conocidos por quienes somos realmente (verrugas y todos) por al menos uno o dos amigos de confianza. Nos permite ver nuestros puntos fuertes así como los puntos débiles que, a su vez, nos ayudará a desarrollar y utilizar nuestros puntos fuertes de forma creativa y a trabajar en superar nuestras debilidades.
El ser honesto es también el plan de Dios para cada uno de nosotros. Su palabra nos dice: "Más bien, al vivir la verdad con amor—hablando con la verdad, haciendo tratos con la verdad, viviendo con la verdad—creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza de la Iglesia, es decir, Cristo."2 Y de nuevo, "Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo; en lo secreto me has enseñado sabiduría."3
Madurez espiritual. Esto se verá, no en qué tan bien conocemos nuestra Biblia, a cuántos servicios religiosos asistimos, o en cuántas actividades religiosas participamos (todos los cuales son importantes cuando se llevan a cabo por motivos puros), mas en el hecho de tener una relación sana con Dios. De hecho, el estar demasiado ocupados en actividades religiosas puede ser una forma de encubrir las áreas de inmadurez.
Piensen, por ejemplo, en María y Marta, amigas de Jesús. Cuando Jesús vino de visita a su hogar, uno solo puede imaginar la emoción que Marta debe haber sentido al trabajar intensamente en la cocina sobre un horno caliente preparando una comida especial para sus invitados especiales. Sin embargo, ella se quejó con Jesús acerca de María ya que ella no estaba ayudando en los preparativos, pero sólo estaba sentada compartiendo con Jesús. Esto suena como una queja razonable para mí. Probablemente yo también habría estado bastante molesto con María. Sin embargo, Jesús veía las cosas de manera diferente.
Aquí está la escena: "Marta, por su parte, se sentía abrumada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—'Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude!'—'Marta, Marta—le contestó Jesús—estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará.'"4
En nuestras palabras, Marta pudo haber sido una persona muy trabajadora que se mantenía ocupada para evitar el hacerle frente a algún doloroso problema en su vida. Por otra parte, la relación con Jesús era más importante para María que el estar atareada en preparar una comida para él. Lo que Marta y María estaban haciendo era importante, pero lo que era más importante era el motivo detrás de sus acciones. Es bueno trabajar para Dios pero aun más importante es nuestra relación con él, y que tengamos motivos puros. El amar y relacionarnos con Dios es una parte vital de la madurez espiritual, y de allí fluye el servicio genuino. El servicio que se utiliza como una forma para evitar cualquier problema personal sin resolver no es un servicio, sino una forma de evitar el hacerle frente a la realidad.
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, por favor busca en mi corazón y enfréntame a la verdad de todos los problemas sin resolver en mi vida—incluyendo penas del pasado, cualquier área sin perdonar y todas las áreas de inmadurez y por favor guíame hacia la ayuda que necesito para superarlo y así poder ser más y más como Jesucristo—y madurar en cada área de mi vida. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud en el nombre de Jesús, amén."
2. Efesios 4:15-16
3. Salmos 51:6
4. Lucas 10:40-42
El Encuentro de hoy fue escrito por: Richard Innes.
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