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Encuentros Diarios
Noviembre 07, 2017
Lecciones del sufrimiento - tercera parte
"Considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada."3
Tercero. Para convertir nuestras crisis en oportunidades, tenemos que hacerle frente a las causas. Si hay una cosa que he aprendido en la vida, es esto: el problema que vemos no es necesariamente el problema.
Por ejemplo, aquello en lo que culpamos muchos de nuestros problemas—especialmente problemas personales, muy a menudo no es la causa verdadera. Lo que vemos son en su mayoría los síntomas, y como dice el consejero John Townsend, los síntomas son muy a menudo "el fruto de una raíz más profunda." Por ejemplo, mi crítica hacia alguien más puede ser causada más por mis celos o actitud negativa, en lugar de por lo que esa persona hizo. Mis sentimientos heridos o ira hacia otra persona puede ser un reflejo de mi inseguridad o mi hostilidad sin resolver. Tal vez inconscientemente este buscando una clavija donde colgar mi ira; es decir, una excusa para culpar a alguien por mis problemas sin resolver.
Sólo al convertirnos en personas valientemente honestas con nosotros mismos y hacerle frente a las causas reales de nuestras dificultades podremos comenzar a resolverlas. Jesucristo expresó un principio universal cuando dijo "y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres."4
Cuarto. Para convertir nuestras crisis en oportunidades, debemos hacer la pregunta, "¿Qué podrá Dios estar intentando decirme, o enseñarme, a través de mis circunstancias adversas?" Casi siempre hay algunas lecciones valiosas que aprender.
Recuerde, estando en la cárcel John Bunyan, fue que escribió su obra maestra literaria, El progreso del peregrino. Y a través de superar sus graves impedimentos, la invidente Helen Keller se convirtió en una gran fuente de inspiración para millones de personas.
Y así es con cada uno de nosotros. No importa lo que nos ocurra, Dios quiere usar nuestro sufrimiento para fortalecernos, para hacernos madurar y para hacernos mejores personas.
¿Si están pasando por una racha de enfermedades, tristeza, depresión, revés financiero, el terminar una relación o sienten que han fracasado de alguna forma, pueden aceptar que Dios quiera utilizar su sufrimiento para ayudarles a crecer y acercarse a él? ¿Le pueden pedir que les ayude a ver lo que podrían estar contribuyendo a su situación, por el valor para hacer su parte en la solución, y a través de esta ayudarle a crecer?
Después de un largo invierno, eventualmente llega la primavera y con ella aparecen nuevas hojas de los árboles en toda su belleza refrescante. En el verano crecen. En el otoño mueren. Pero al morir su belleza es mayor que en la primavera. Pero el árbol no muere. Las hojas caídas sólo permiten mayor crecimiento. Y ese es el ciclo de vida: la lucha, el dolor, la belleza, el crecimiento.
Al parecer, en sus últimos años, Renoir, el famoso pintor francés, sufrió de una artritis severa. En una ocasión su amigo cercano, Matisse, le preguntó "mi amigo, ¿por qué continuas pintando cuando estás en tanto dolor?" A lo que Renoir cuidadosamente respondió, "¡El dolor pasa, pero la belleza permanece!"
Para todos aquellos que confian su vida a Dios y le piden que utilice sus estragos para ayudarles a crecer, su dolor, también pasará, pero su belleza permanecerá—para siempre. Como lo dice la palabra de Dios, la Biblia, "Encomienda al Señor tus afanes, y él te sostendrá; no permitirá que el justo caiga y quede abatido para siempre."5
Asegúrese de invertir su dolor. No lo pierda. Inviértanlo sabiamente en su propio crecimiento y en el crecimiento de los demás. Como también lo dice la palabra de Dios, "Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren."6
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, en todas las circunstancias dolorosas de la vida, por favor, enfréntame con la verdad de lo que yo pueda estar contribuyendo en modo alguno a causar o empeorar mi situación. Ayúdame también a aceptar mis problemas como tú me lo permites, para aprender de ellos y, al hacerlo, me convierta en un cristiano más maduro, amoroso y util. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús. Amén."
3. Santiago 1:2-4.
4. Juan 8:32, (NVI).
5. Salmos 55:22, (NVI).
6. 2 Corintios 1:3-4 (NVI).
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