|
Encuentros Diarios
Noviembre 27, 2017
Poder absoluto - primera parte
"Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo?"1
Hace unos pocos años fuimos testigos de la devastadora degeneración moral de los guardias de una prisión en Iraq a través de unas fotos desde el campamento de prisión de Abu Ghraib en Irak. Y si bien este trágico suceso no representa la gran mayoría de los soldados estadounidenses, revelan gráficamente la depravación del corazón humano.
Un informe aún más aterrador proviene de Mark Earley, presidente de Amigos de las Prisión, quien escribió, "en 1971, el Dr. Philip Zimbardo y sus colegas realizaron un experimento en el sótano del edificio de psicología de la Universidad de Stanford. Después de crear una cárcel simulada, se asignaron al azar a veinticuatro estudiantes de Stanford a ser ya fuese guardias o prisioneros.
"En unos cuantos días, los estudiantes en el papel de los guardias se habían vuelto sádicos. Colocaron bolsas sobre las cabezas de 'los presos'. Obligaron a los presos a desnudarse y les sometieron a humillantes bromas sexuales.
"Los estudiantes de una de las escuelas más prestigiosas de los Estados Unidos descendieron en la barbarie a una velocidad alarmante. Zimbardo se vio obligado a terminar el experimento a menos de una semana de haberlo iniciado.
"Como famosamente lo puso el estadista cristiano del siglo XIX Lord Acton, el poder corromperá"2 Lo qué Acton dijo: "El poder tiende a corromper, y poder absoluto corrompe absolutamente. Grandes hombres son muy a menudo hombres malos." Y ser malo, o actuar mal, es algo que todos somos capaces de ser.
Como lo dice la palabra de Dios, "Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo?" Qué terrible que, como nación, más y más, no sólo pasamos por alto la palabra de Dios, sino que hacemos todo en nuestras manos para deshacernos de ella, junto con Dios, de todas las formas de la vida pública. De hecho, hemos sembrado el viento y estamos cosechando el torbellino. A menos que regresemos a Dios y vivamos en armonía con sus maneras, veremos un incremento en tragedias y una decadencia moral cada vez mayor de nuestra nación y una mayor desintegración de los fundamentos sobre los que este país fue construido.
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, como nación hemos pecado penosamente, al alejarnos de ti y elegir nuestros propios caminos pecaminosos y egoístas. Ten piedad de nosotros y enviar un gran despertar espiritual antes de que el mal y el terrorismo se salgan de las manos—y permite que tu trabajo inicie conmigo. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén."
1. Jeremías 17:9.
2. Mark Earley, BreakPoint, Comentario de Charles Colson #040510 http://www.breakpoint.org/.
<:))))><
|
|