|
Encuentros Diarios
Noviembre 29, 2017
Confesando el pecado correcto
"El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad."1
Recuerdo haber leído hace algún tiempo una declaración sencilla pero muy profunda de parte de Cecil Osborne. El dijo, "Cuando estamos escondiendo un gran pecado o falta, tendemos a confesar uno menor vigorosamente."
Por ejemplo, un amigo mío, había estado tratando de superar su adicción al cigarrillo durante 20 años sin éxito. No importa cuánto lo intentó, él simplemente no pudo romper el hábito.
Cuando compartió esto conmigo, simplemente le pregunte. ¿Por qué necesitas fumar?
Él me miró con una mirada en blanco como diciendo, "Estás loco, ¿de qué están hablando? No necesito fumar." Después él murmuró unas cuantas frases incoherentes, se dio la vuelta y se marchó. Unos años más tarde murió de cáncer.
Cierto, la adicción de mi amigo al cigarrillo era su problema, pero este no era el verdadero problema. Era el fruto de una raíz más profunda: el síntoma de algunos problemas sin resolver a los cuales les temía o no estaba dispuesto a examinar. Él fue confesando el pecado o problema equivocado; es decir, él fue confesando sólo el síntoma, no la causa más profunda.
El mismo principio es válido para todos los comportamientos adictivos y muchas de nuestras acciones negativas y pecaminosas. Para superarlos tenemos que ser despiadadamente honestos con nosotros mismos, con por lo menos una persona de confianza que no nos juzgue o trate de humillarnos, y con Dios. Tenemos que admitir y confesar no sólo los síntomas sino las causas detrás de ellos. Tal vez necesitemos pedirle a Dios que nos dé la valentía para enfrentar estas causas y llevarnos a la ayuda, apoyo y el programa de recuperación que necesitamos para superarlos.
Este es el tipo de oraciones que a Dios le gusta escuchar y responder. Y su palabra lo dice, "Él está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad."
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, por favor dame el valor para admitir todos mis pecados y fracasos y para hacerle frente a las causas detrás de ellos, ya sean de conducta, físicos, emocionales o espirituales. Y dame el valor para confesarlos al menos a un amigo de confianza o un consejero, así como a ti. Y por favor, guíame hacia la ayuda que necesito para superarlos. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén."
1. Salmos 145:18 (NVI).
<:))))><
|
|