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Encuentros Diarios
Mayo 03, 2018
No me puedes llevar. Estoy muerto.
"Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros."1
He leído cómo Dwight L. Moody habló acerca de un joven que fue llamado a servir en el ejército de Napoleón Bonaparte, pero no quería ir. Un amigo se ofreció a ir en su lugar y fue aceptado como su sustitución. Lamentablemente, tiempo después el amigo murió en batalla.
Sin embargo, debido a un error administrativo el mismo joven fue llamado a servir nuevamente. "No pueden llevarme. Estoy muerto. Yo morí en el campo de batalla," les dijo a los sorprendidos oficiales.
Después de revisar los registros, los agentes encontraron documentación a su nombre y junto a ella el nombre del amigo que murió en su lugar. El caso fue presentado a Napoleón quien, tras examinar las pruebas, dijo, "a través de un suplente, este hombre no solo ha luchado, pero ha muerto en el servicio de su país. Ningún hombre puede morir más de una vez; por lo tanto, la ley no tiene ningún reclamo sobre él."
Y eso es exactamente lo que Jesucristo, el Hijo de Dios, hizo por nosotros. Murió en nuestro lugar para pagar la pena justa por todos nuestros pecados, para que pudiésemos ser perdonados y recibir el regalo de la vida eterna libremente. Cuando aceptamos el perdón de Dios, nunca tendremos que pagar el precio por nuestros pecados porque Jesús lo hizo por nosotros. Fue nuestro sustituto.
La pregunta critica es ¿ha aceptado el perdón de Dios? De no ser así, asegúrese de leer el artículo, "Cómo saber que es un Cristiano autentico." Oprima el enlace Conocer a Dios en la parte de abajo o visite: http://www.actsweb.org/sp/conocer_a_dios1.php.
Se sugiere la siguiente oración: "Amado Jesús, gracias de nuevo por haber sido mi suplente y morir por mí en la Cruz por lo que yo nunca tendré que pagar la pena máxima por mi pecado: muerte eterna y la separación de ti. Ya que tu moriste por mí ayudarme a vivir siempre para ti. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con agradecimiento, en el nombre de Jesús, amén."
1. Romanos 5:7-8 (NVI).
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