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Encuentros Diarios
Enero 22, 2018
Libertad y responsabilidad
"Tú, entonces, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú, ¿por qué lo menosprecias? ¡Todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios! Está escrito: 'Tan cierto como que yo vivo,'—dice el Señor—,'ante mí se doblará toda rodilla y toda lengua confesará a Dios.' Así que cada uno de nosotros tendrá que dar cuentas de sí a Dios."1
Margaret Thatcher, ex primer ministro de Inglaterra, dijo, "recuerdo que mis padres me enseñaron desde mi infancia, que una de las ventajas de ser británicos era que nadie nos tenía que decir qué hacer. Uno se elevaba al nivel de sus responsabilidades y a la iniciativa. La creencia religiosa desempeñó un papel fundamental en la formación de ese carácter porque, si se toma el Antiguo Testamento o el Nuevo Testamento, ambos ponen el énfasis en la dignidad y la responsabilidad de la persona. Usted es responsable porque tiene libre albedrío."
Nosotros también tenemos la libertad la cual es un privilegio que no tiene precio. Sin embargo, algunas personas parecen pensar que pueden utilizar su libertad para hacer lo que deseen tanto frente a los hombres como ante Dios. Como tal no son libres, sino que están bajo el cautiverio de su propio egoísmo y pasión. También les gusta romper los límites con poco o nada de respeto por otras personas o sus pertenencias o principios. Confunden la libertad con una licencia para olvidar que el precio de la libertad aún es la eterna vigilancia, que incluye una responsabilidad moral y ética.
Si seguimos abusando de nuestra libertad y privilegios, los perderemos.
La libertad conlleva responsabilidad y con responsabilidad, rendición de cuentas. Somos responsables ante nuestros semejantes, y sobre todo somos responsables ante Dios. Como dice la palabra de Dios, "¡Todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios… (y) cada uno de nosotros tendrá que dar cuentas de sí a Dios."
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, por favor ayúdame a vivir de manera que siempre actúe en forma responsable, y que mi vida le de gloria a tu nombre, y no tenga que avergonzarme cuando este frente a ti y dar cuenta de cómo viví mi vida aquí en la tierra. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud, en el nombre de Jesús, amén."
1. Romanos 14:10-12 (NVI).
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