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Encuentros Diarios
Marzo 27, 2018
La cara humana de Dios
"La mujer dejó su cántaro, volvió al pueblo y le decía a la gente: 'Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será éste el Cristo?'"1
En la edición australiana de la revista Encuentros Ivor Bailey escribió cómo el colegio Trinidad en Cambridge, Inglaterra tiene una vieja tradición de enviar a los estudiantes a las partes más pobres del sur de Londres. En la parroquia de Camberwell los estudiantes durmieron en el pasillo de la parroquia y pasaban una semana al año trabajando con los feligreses.
Hace algunos años un estudiante estaba ayudando a hacer reparaciones en una casa cuando la inquilina, una señora postrada en cama, le preguntó si alguna vez alguien le había dicho que tenía un parecido increíble al Príncipe Carlos. "Eres idéntico a él," le dijo la anciana. El estudiante respondió con toda honestidad que nunca nadie se lo había dicho. "Que raro." dijo la anciana, "aun con mi pobre vista tú estás idéntico a él." Hasta el día de su muerte probablemente nunca se dio cuenta de que sus cañerías habían sido limpiadas por el heredero al trono de Inglaterra [Príncipe Carlos].2
Hace unos 2000 años el Rey de reyes vino a la tierra como un bebé y la mayoría de las personas en sus días, incluyendo los lideres religiosos, nunca le reconocieron como al largamente prometido Mesías porque él no llenaba las expectativas de lo que ellos esperaban. Sin embargo, hubo aquellos que lo vieron por quien él era. Aun la mujer samaritana, a quien Jesús le dio el ministerio en Samaria, estuvo tan impresionada con el hecho de que Jesús la aceptó que ella corrió hacia su comunidad y compartió cómo le había hablado este extraño y ella preguntó, ¿No será éste el Cristo?"
Que triste y que trágico cuando no reconocemos a Jesús por quién él es y por los regalos de salvación y vida eterna para todos los que van a él.
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, a pesar de que no puedo verte físicamente, por favor abre mis ojos al entendimiento para que pueda reconocerte por quien tú eres realmente y siempre estar consciente de como me guía tu espíritu en cada área de mi vida. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen."
1. Juan 4:28-29 (NVI).
2. Ivor Bailey, Encuentros, 04 de diciembre al 5 de enero, p 15. ACTOS Internacionales, Australia.
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