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Encuentros Diarios
Julio 26, 2018
Papa, Papa
"Como a las tres de la tarde, Jesús gritó con fuerza: 'Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?'"1
Tom Miller escribió sobre la siguiente experiencia:
Mi hija Jennifer de nueve años de edad estaba esperando nuestra mini-vacación familiar, pero cuando las vacaciones llegaron, se enfermó, y un tan esperado largo día en Sea World fue reemplazado por una noche en un hospital con una serie de tomografías, rayos-X, y análisis de sangre.
Al llegar la mañana, los doctores le dijeron a mi agotada pequeña que necesitaba tener una prueba más, una punción lumbar. Le dijeron que el procedimiento sería doloroso. Luego, el médico me preguntó si pensaba quedarme en la habitación. Asentí con la cabeza, sabiendo que no podía dejar sola a Jennifer durante su terrible experiencia.
El médico le pidió gentilmente a Jennifer que se desvistiera. Ella me miró con modestia infantil como para preguntar si estaba bien. Después le pidieron que se pusiera en posición fetal. Acerqué mi cara a la de ella y la abracé.
Jennifer lloró cuando se le introdujo la aguja. A medida que el agudo dolor aumentó, ella sollozo diciendo una y otra vez: "Papá, papá, papá." Su voz se hacia mas desesperante con cada palabra. Era como si estuviera diciendo: "Oh, papá, esto duele tanto. Por favor, ¿hay algo que puedas hacer?"
Mis lágrimas se mezclaron con las suyas. Mi corazón estaba roto. Sentí náuseas. Porque yo la amaba, permití que pasara por la experiencia más dolorosa de su vida, y yo no podía soportarlo.
En medio del procedimiento, mis pensamientos se fueron a la cruz de Cristo. El indecible dolor que tanto el Hijo como Dios el Padre sufrieron por nosotros. Tenemos una deuda que nunca podrá ser pagada en su totalidad. Lo mejor que podemos hacer es darnos a nosotros mismos como sacrificios vivientes.2
Nota: Si usted nunca le ha dado las gracias realmente a Jesús por morir en la cruz para pagar el castigo por todos sus pecados y ha recibido el regalo de Dios de el perdón y la vida eterna, ¿por qué no hacerlo hoy con esta sencilla oración?: "Dios mío, confieso que soy un pecador y me arrepiento del mal que he hecho. Yo creo que tu Hijo, Jesucristo, murió en la cruz por mis pecados. Por favor, perdóname y te invito, Jesús, a que entres en mi corazón y vida como Señor y Salvador. Te encomiendo y confío mi vida. Por favor, dame el deseo de ser lo que quieres que sea y el deseo de hacer lo que quieres que haga. Gracias por morir por mis pecados, por el perdón gratuito, por el don de la vida eterna, y por escuchar y responder a mi oración. Amén."
Si usted hizo esta oración, y realmente lo hizo en serio, por favor háganoslo saber llenando el formulario de respuesta en: www.actsweb.org/sp/decision_sp.php.
1. Mateo 27:46 (El Mensaje).
2. KneEmail en http://www.oakhillcoc.org.
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