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Encuentros Diarios
Julio 17, 2018
Crianza y cooperacion saludable
"Pero si alguno no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo."1
Recientemente leí sobre un hombre que dijo: "Le falle a mi hijo cuando él mas me necesitaba. Estaba bajo una gran presión por una carga de trabajo de la que parecía incapaz de escapar. Un abismo se interpuso entre mí hijo y yo, y cuando lo reconoci, ya era demasiado tarde. Nunca he sido capaz de reiniciar la comunicación. Yo le fallé a Dios, así como a mi hijo."
"En nuestra cultura terriblemente materialista de el mundo occidental, demasiados padres (que están en el obsesivo carrusel de lo que el mundo secular llama éxito) tratan de comprar a sus hijos con un sinfín de cosas, y/o hacer que se involucren en un sinfín de actividades por lo que no tienen que pasar tiempo con ellos."
En algunas de las clases más ricas de Estados Unidos, reina la locura. Padres súper ricos pueden dar a sus hijos, "un castillo Atherton que consta de un fuerte de dos pisos, de dos metros cuadrados', y un puente de tres metros que conecta con otra fortaleza de cinco niveles con una barra loca de ascenso, todo por sólo $54,600.00 Si ese precio les parece alto, hay un refugio pirata por sólo $35,000 dólares.2 También hay modelos mucho más caros.
Nosotros, incluyendo a nuestros hijos, fuimos creados para relacionarnos con los demás, no con las cosas. Todos tenemos que estar unidos a otras personas, si no es así, vivimos juntos y aislados, aparte, y en consecuencia sufrimos de desnutrición emocional y morimos un poco cada día.
¿Qué niño necesita regalos—sean grandes o pequeños-sin la conexión amorosa emocional con su mamá y papá? Más que cualquier otra cosa nuestros hijos necesitan de nuestra presencia, que estemos con ellos, les escuchemos, seamos amables con ellos, nos preocupemos por ellos, les ayudemos, y les comuniquemos a través de palabras y hechos que realmente les amamos. Si un niño no se siente amado, él/ella se está dirigiendo a problemas mayores en algún lugar del camino, y estos pudieran estar a la vuelta de la esquina.
Y, por cierto, nuestras parejas tienen exactamente la misma necesidad. Tengo una amiga en mi tierra natal quien, cuando su marido estaba subiendo la escalera del éxito, solía decir: "Mi esposo me da todo lo que quiero… excepto a sí mismo." Sobra decir que su matrimonio fracasó.
Cuando tratamos de comprar a nuestros hijos con cosas y a nuestras esposas con joyas caras y cosas similares, nos preguntamos por qué nuestros hijos se meten en problemas serios y nuestros cónyuges tienen problemas emocionales o físicos y/o se involucran en una aventura. Tuve otro amigo que, al estar pasando por sesiones de quimioterapia, dijo: "Yo sé por qué tengo cáncer, me estoy muriendo de soledad en mi matrimonio."
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, por favor, ayúdame a amar a mi esposa/o y mis hijos como tú me amas, y ayúdame a hacerlos, así como a mi relación contigo, mi prioridad número uno en la vida. Gracias por escuchar y responder a mi oración. En el nombre de Jesús, amén."
1. 1 Timoteo 5:8 (NVI).
2. Citado en el punto de interrupción con Chuck Colson, Feb 25, 2005.
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