Encuentros Diarios
Julio 17, 2019
Redimiendo el Tiempo
“Miren pues con diligencia como caminan, no como imprudentes, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.”1
Chuck Colson cuenta sobre un prisionero que él conoció que llevaba preso quince años y estaba sentenciado a muerte. Su nombre era John Irving.
A John se le permitía salir de su celda una hora al día. El resto de su tiempo se la pasaba estudiando para convertirse en ministro—preparándose para servir a Dios.
Notando que John no tenía nada en su celda aparte de algunos libros, Colson se ofreció a darle un televisor.
“Gracias” respondió John, “pero no. Uno puede perder mucho tiempo con esas cosas.”
¿Se pueden imaginar perder el tiempo en la celda de un condenado a muerte?
Colson continuó, “La verdadera maldad de la industria del entretenimiento no son la violencia y las profanidades—tan ofensivas como puedan ser. No, es la banalidad: el tiempo perdido. Cuando prendemos el televisor, apagamos nuestras mentes; estudios han demostrado que las áreas analíticas del cerebro casi se apagan al pasar largo tiempo viendo la televisión.”
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, sin irme a los extremos e ignorando el televisor por completo y/ o convertirme en alguien que trabaja de más, que pueda yo aprender a usar mi tiempo de manera inteligente, incluyendo tiempo de calidad con mis seres queridos y hacer tiempo para cuidarme a mi mismo con el descanso y la relajación necesaria… y hacer tiempo para pasarlo contigo. Gracias por escuchar y responder a mi oración. De todo corazón en el nombre de Jesús, amén.”
1. Efesios 5:15-16 (RSV).
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