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Encuentros Diarios
Diciembre 12, 2018
El pensarlo lo hace realidad
"Finalmente, hermanos, consideren bien todo es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio."1
William James, el padre de la psicología americana, dijo que, "el mayor descubrimiento de mi generación es que los seres humanos pueden alterar sus vidas alterando su actitud mental [su pensamiento]." También dijo: "Si usted cambia su mente, usted puede cambiar su vida."
Mientras que lo que William James dijo es verdad, esta verdad no fue descubierta por su generación. Hace dos mil años la palabra de Dios señaló la importancia de pensar bien.
Es cierto, podemos cambiar nuestras vidas, al cambiar nuestra forma de pensar, ya sea para bien o para mal. Si albergamos y constantemente tenemos pensamientos negativos, vamos a actuar de manera negativa. Por otro lado, si albergamos y tenemos pensamientos positivos, vamos a actuar de manera positiva. Las cosas en las que pensamos suceden.
Como alguien dijo: "Lo que la mente detiene el cuerpo lo actúa." Piense en la tentación, por ejemplo. Primero viene un pensamiento y, si lo entretenemos, se engancha a nuestros sentimientos, y entre más fuertes nos sentimos al respecto, más pensamos en ello, y cuanto más lo racionalizamos…y a menos que cortemos ese pensamiento de raíz, nos rendimos a la tentación y actuamos sobre ella.
Así como lo dijo sabiamente un autor desconocido:
Observa tus pensamientos, ellos te conducen a las actitudes.
Observa tus actitudes, dan lugar a palabras.
Cuida tus palabras, ellas conducen a las acciones.
Observa tus acciones, llevan a formar hábitos.
Ve tus hábitos, ellos forman tu carácter.
Cuida tu carácter, este determina tu destino.
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, gracias por tu Palabra, que me advierte a cuidar mi forma de pensar. Por favor ayúdame a disciplinar mis pensamiento, mi vida y a aprender a vivir en lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio." Gracias por escuchar y responder a mi oración. En el nombre de Jesús, amén."
1. Filipenses 4:8 (NVI).
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