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Encuentros Diarios
Mayo 20, 2021
Belleza inimaginable
"Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman."1
He leído cómo, cuándo William Montague Dyke era un niño, fue cegado en un accidente, pero él nunca permitió que esta desventaja lo desanimara. Se graduó con altos honores de una universidad Inglesa y, mientras era estudiante, se enamoró de la hija de un oficial de alto rango de la oficina de la marina británica y con quien él iba a casarse.
Antes de la boda él tuvo una operación de ojos con la esperanza de que le devolvería la vista. Sin embargo, él no quiso que le fuesen retiradas las vendas de sus ojos hasta el día de su boda, cuando estuviese parado frente a su futura esposa. Si la cirugía había fallado, se quedaría ciego por el resto de su vida. Si tenía éxito, la primera persona que quería ver iba a ser su novia.
El día de la boda llegó. Los dignatarios e invitados esperaban con anticipación mientras que el órgano tocaba la marcha nupcial y la novia, acompañada por su padre y cirujano del novio, caminaba lentamente por el pasillo hacia el altar. Cuando la novia de William se puso delante de él, el cirujano tomó un par de tijeras de su bolsillo y removió las vendas.
Todos los participantes y los invitados contuvieron la respiración por un momento hasta que oyeron las palabras de William, que hicieron eco en toda la catedral, cuando le dijo a su futura esposa: "¡Eres más bella de lo que yo había imaginado!"2
En cierto sentido esto nos da una ligera idea de lo que será cuando lleguemos al cielo y estemos cara a cara con nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. Cuando lo veamos en toda su majestuosa belleza—el Dios de toda la creación—no hay palabras en este lado del cielo para poder describirlo, ni la imaginación ha percibido como será esta experiencia. Como lo expresó un himno que cantaba con gran entusiasmo en los días de mi niñez: "Cuando todos lleguemos al cielo, será un día de regocijo. ¡Cuando todos veamos a Jesús, vamos a cantar y gritar la victoria!"
Sólo asegúrese de que su nombre está escrito en el libro de Dios de la vida y que también se encuentran en su camino al cielo. Para obtener ayuda, imprime aqui: http://www.actsweb.org/sp/conocer_a_dios1.php
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, gracias por tu maravillosa promesa de que todos los que creen en tu Hijo, Jesús, y lo han aceptado como su Señor y Salvador personal y se les han perdonado sus pecados tienen la promesa de Jesús de que ahora él está en el cielo preparando un lugar para nosotros y va a regresar para llevarnos a estar con él y contigo por toda la eternidad. "Será un gran día de regocijo." Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amén."
1. 1 Corintios 2:9 (NVI).
2. Adaptado de Hagamos que hoy cuente para la eternidad, de Ken Crockett. Sisters, o: Multnomah Publishers, 2001, paginas 101-102. Citados en http://www.sermons.com/
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