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Encuentros Diarios
Enero 24, 2019
Rocas Gigantes y Mochilas
“Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo... que cada uno cargue con su propia responsabilidad.”1
En un instante, Pablo dice que debemos tener las cargas de otros, y al instante dice que todo hombre debe llevar su propia carga. ¿Está hablando de los dos lados de la boca?
En realidad, Pablo se refiere a dos tipos de cargas. La primera se refiere a una gran roca, cuyo peso es demasiada pesada para que una sola persona lo lleve a cuestas.
El segundo se refiere a una carga del tamaño de una mochila que uno puede fácilmente llevar consigo. En otras palabras, necesitamos ayudar a la gente cuando su carga es demasiada pesada para soportarla por sí solos, pero no cuando ellos puede manejarla bastante bien por sí mismos.
Sin embargo, aquellos que “toman de los demás” pueden ser expertos en conseguir que quienes “cuidamos de los demás” caigamos en la trampa de sentir lástima por ellos y terminemos tomando la responsabilidad de su mochila. Lo que tenemos que hacer es alejarnos y dejar su mochila para que ellos la puedan llevar. Tal vez ellos se vuelvan desagradables y crueles cuando hagamos esto, pero si no nos alejamos de ellos, nos convertiremos en una parte de su enfermedad.
Hacer esto puede ser muy incomodo la primera vez. Los patrones establecidos nunca se rendirán sin luchar, pero ayudar a la gente a ayudarse a sí mismos cuando son perfectamente capaces de hacerlo es la cosa más amable y más cariñosa que podemos hacer por ellos, independientemente de lo que nuestros sentimientos nos “digan.” A través de la implementación de límites saludables para protegernos de los que nos utilizan, con el tiempo vamos a sentirnos bien sobre lo que hemos hecho—o lo que hemos dejado de hacer—porque sabremos que hemos hecho lo correcto y saludable. Además, cuando permitimos que nos utilicen, nos enojamos y molestamos y nos sentimos mal con nosotros mismos—y es comprensible.
Así que aquí está una edición parafraseada de lo que Pablo dijo: “Ayudémonos a cargar nuestras rocas, pero no a cargar las mochilas de los demás.”
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, dame un corazón discernido para saber cuándo hay que ayudar a un hermano o una hermana con su roca, y cuando necesito dejar de llevar las mochilas de las personas que son muy capaces de llevar su propia mochila. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con gratitud en el nombre de Jesús.”
1. Gálatas 6:2, 5 (NVI).
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