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Encuentros Diarios
Enero 31, 2019
Culpa Buena-Culpa Mala
“La tristeza que proviene de Dios produce el arrepentimiento que lleva a la salvación, de la cual no hay que arrepentirse, mientras que la tristeza del mundo produce la muerte.”1
La culpa, la culpa falsa, y la vergüenza pueden parecerse pero no son lo mismo. Por ejemplo, la verdadera culpa dice que hemos hecho algo mal o malo, mientras que la vergüenza dice que uno es malo, es decir, una mala persona.
Con la culpa real, si sabemos que hemos hecho algo mal, y lo confesamos y hacemos la restitución, el sentimiento de culpa desaparece. Si no lo hace, puede ser una culpa falsa o vergüenza con lo que estamos luchando.
Uno puede declarar culpa falsa para siempre, pero eso no lo resolverá puesto que no es la culpa. Se trata de una respuesta condicionada que se aprendió en la niñez. Puede provenir de los padres, hermanos, e incluso de algunas iglesias rígidas, aunque sea triste decirlo.
Por lo menos con algunos de ellos funcionan así: “Si hacen lo que quiero que hagan, se comportan en la forma que quiero que se comporten, se ajustan a lo que quiero, e incluso creen lo que quiero que crean, les daré mi amor y aprobación. Si no hacen estas cosas, les voy a negar mi amor y mi aprobación y haré que se sientan culpables. O si haces las cosas que no me gustan, con mi ‘actitud y comentarios’ haré que sientan vergüenza.” O si un niño fue violado o abusado sexualmente su vergüenza puede estar basada en esto.
La culpa falsa y la vergüenza son formas destructivas de controlar a otras personas. Ambas dañan psicológicamente. Para superar esto, un programa de recuperación o asesoramiento es a menudo necesario.
De la manera que yo lo entiendo, la culpa en la Biblia—no un sentimiento—es una entidad legal. Si hemos pecado y hecho mal, somos culpables, independientemente de lo que sintamos. Su propósito no es para hacernos sentir que somos malas personas o para avergonzarnos, sino para informarnos de que hemos hecho mal y que siempre hay consecuencias. Lo que debemos de sentir en respuesta cuando hacemos algo mal es tristeza divina.
Esto es para motivarnos para acercarnos a Jesucristo por su salvación y su perdón, siempre que sea posible para arreglar los males que hemos hecho, y para verdaderamente arrepentirnos (dar la espalda) de nuestras acciones pecaminosas.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, ayúdame a jamás utilizar una culpa o vergüenza falsa para controlar a los demás. Ayúdame a resolver cualquier sentimiento de culpa falsa y vergüenza que yo pueda tener, y así poder experimentar tu amor incondicional, tu perdón, y tu afirmación en la esencia misma de mi ser. Si hay alguna culpa real en mi vida, ayúdame a verla, a buscar tu perdón, y siempre que sea posible corregir los errores que he hecho. Gracias por escuchar y responder a mi oración. En el nombre de Jesús, amén.”
1. 2 Corintios 7:10 (NVI).
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