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Encuentros Diarios
Noviembre 30, 2018
Cuando Hablar y Cuando Callar
En la Biblia, el Apóstol Pablo escribió, "Pues bien, cuando Pedro fue a Antioquía, le eché en cara su comportamiento condenable."1
La gente a preguntado, "Cuando hablamos en contra de alguien mas que creemos que está equivocado, ¿estamos juzgándolos?" Esta es una buena pregunta y mucho más difícil de saber la respuesta correcta. Sin embargo, recuerda que en más de una ocasión Jesús condeno a los Fariseos religiosos por su hipocresía. También el Apóstol Pablo reprendió a Pedro cuando el sintió que estaba equivocado.
Entonces, ¿cuándo es el tiempo correcto de hablar y cuando necesitamos guardar silencio? ¿Como sabemos si estamos proyectando nuestros propios problemas no resueltos en otras personas? O cuando alguien nos ataca personalmente, ¿cuándo debemos poner la otra mejilla, y cuando debemos estar firmes y confrontarlo? O cuando vemos algo equivocado en la sociedad, negocios, o en la política, ¿debemos hablar o debemos darnos la vuelta y decir nada?
Cuando la gente atacaba a Jesús personalmente y lo acusaban falsamente, el se mantenía en silencio y no se ponía defensivo porque no tenía nada que esconder. Sin embargo, cuando la gente usaba la casa de Dios por las razones equivocadas o la usaban para su propio bien, o trataban de esconder su hipocresía atrás de la falsa religión, o amaban sus reglas hechas por hombres más que amaban a personas, Jesús hablaba en su contra claramente.
El punto es el motivo. Jesús siempre hacia lo que hacía porque amaba a Dios y amaba a la gente. El confrontaba la maldad directamente porque era tan destructivo a las personas a quienes el amaba—¡nosotros! Además, Jesús siempre hablaba con autoridad pero nunca era autoritario, rígido, controlador, o manipulativo porque no tenía nada en su propia vida que necesitaba esconder.
Lo que nosotros necesitamos hacer si vamos a hacer una diferencia en nuestra sociedad es, primeramente, reconocer nuestras propias fallas y, con la ayuda de Dios, trabajar para poder vencerlas. En segundo lugar, necesitamos amar las mismas cosas que ama Dios, y odiar las cosas que el odia y hablar en contra de ellas como lo hizo Jesús. También necesitamos tratar esta maldad con enojo. Simplemente no podemos amar la justicia sin odiar y oponernos a la injusticia.
La mansedumbre no es una debilidad y no olvidemos las palabras de Edmund Burke quien dijo, "Todo lo que es necesario para que la maldad triunfe es que hombres (y mujeres) buenos no hagan nada."
Oración sugerida: "Querido Dios, por favor continua purificando mis motivos y dame el discernimiento para saber cuándo quedarme callado, cuando ser no defensivo, y dame el valor para hablar en contra de la maldad cuando lo vea. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen."
1. Gálatas 2:11 (NVI).
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