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Encuentros Diarios
Julio 19, 2019
El Lado Positivo de Experiencias Negativas
"Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren."1
Cuando era joven Demóstenes, el orador Griego famoso, tenía un impedimento del habla que le hizo sentirse tímido e inseguro. Su padre le dejo un rico patrimonio, pero de acuerdo a la ley Griega en ese tiempo, para reclamar su herencia el necesitaba establecer su derecho a la propiedad en un debate público. A causa de su inhabilidad de hablar claramente y probar su propiedad, el perdió su herencia.
Motivado por su perdida y por medio de determinación, Demóstenes supero su impedimento del habla y llego a ser uno de los grandes oradores de los tiempos antiguos. Nadie recuerda quien se quedo con su herencia, pero la historia de Demóstenes se ha dicho a grandes números de personas por siglos.
En los días que yo estaba en el colegio, recuerdo uno de mis profesores diciendo que toma veinte años hacer un predicador y que los ministros más efectivos son aquellos de quienes su vida es atemperada por el sufrimiento. "No es cierto," dije entre mi en ese tiempo. Estaba equivocado.
El dolor, decepción, sufrimiento, y tristeza, y no el éxito, son lo que pueden hacer a una persona más comprensiva, bondadosa, tolerante, cariñosa, y realCsi permitimos que esto suceda y no la amargura.
El profeta Ezequiel entendió que el sufrimiento de los Israelitas en exilio porque él estuvo donde estuvieron ellos por siete díasCy se sintió abrumado.2 Es solo cuando estamos donde estuvieron otros que podemos entender plenamente su sufrimiento, sin lo cual estaremos limitados en nuestra eficacia como testigos para Cristo y como comunicadores del evangelio.
Oración sugerida: "Querido Dios, por favor ayúdame a no evitar mi dolor pero enfrentarla, y traerla a ti para recibir tu toque sanador y úsalo para hacerme más sensible al sufrimiento de otras personas y ministrarles en su tiempo de dolor. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen."
- 2 Corintios 1:3-4 (NVI).
- Ezequiel 3:15.
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