Encuentros Diarios
Agosto 05, 2019
Gran Violinista
“Hagan lo que hagan, háganlo siempre en la Gloria del Señor.”1
He leído que en una ocasión se le pregunto Leonardo Bernstein, antiguo conductor de la orquesta filarmónica de Nueva York sobre cuál era el instrumento más difícil de tocar. Sin dudarlo Bernstein respondió, “el segundo violín, puedo encontrar bastantes primeros violinistas, pero encontrar alguien que pueda tocar el segundo violín con entusiasmo—eso es un problema. Y si no tenemos un segundo violín, no tenemos armonía.”
Recuerdo haber escuchado a una bellísima solista en un servicio en la iglesia. El problema es que ella cantaba desentonada. De solo haber dado su testimonio, hubiéramos sido bendecidos.
Cada uno de nosotros hemos sido bendecidos en una o más áreas. Cuando usamos estos dones por los motivos correctos como era la intención de Dios, hay armonía entre nosotros y el grupo con el que estamos haciendo el ministerio. Sin embargo, si tratamos de hacer lo que alguien más está dotado para hacerlo, si servimos por los motivos equivocados, o si el grupo está fuera de control, habrá desavenencias entre nosotros y el grupo.
Las recompensas de Dios no tienen nada que ver con si somos primeros o segundos o no tocamos el violín. Ellas serán de acuerdo a nuestra fe al usar los dones que nos ha otorgado. Cuando lleguemos al final de nuestro viaje, se nos pedirá que rindamos cuentas a Dios de la forma en la que administramos los dones que se nos han dado—no de los que no nos fueron otorgados.
Se sugiere la siguiente oración:“Querido Dios, por favor ayúdame a reconocer los dones que Dios me ha otorgado, a desarrollarlos y a usarlos con lo mejor de mis habilidades para tu gloria y una bendición para otros. Gracias por escuchar y responder a mi oración. De todo corazón en el nombre de Jesús, Amén.”
1. 1 Corintios 10:31 (NVI).
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