Encuentros Diarios
Diciembre 25, 2017
Nuestro corazón… el mejor regalo
“Dame, hijo mío, tu corazón y no pierdas de vista mis caminos.”1
Hay un poema que escuche cuando era niña
y siempre me viene a la memoria en Navidad. Hay varias versiones, pero si me
acuerdo bien, dice lo siguiente:
“Que puedo yo darle, tan pobre que soy.
Si Pastor yo fuera, una oveja doy. Si yo fuese un mago, darle mi porción. ¿Qué
puedo yo darle? Todo el corazón.”
En este tiempo de Navidad recordamos
como Dios nos dio un regalo incomparable. Un regalo en el cual envolvió todo su
amor y perdón. Nos dio a Jesucristo, su Hijo unigénito, para que viniera a
nacer como bebe y un día crecer para ser nuestro Salvador y Redentor. Cuando
nos ponemos a pensar en la grandeza de ese regalo, ¡realmente no hay
absolutamente NADA que pudiéramos darle a Dios que se pudiera comparar! Sin
embargo, hay una cosa que para Dios es el mejor regalo que le pudiéramos dar… ¡nuestro
corazón!
Cuando nosotros hacemos la decisión de
aceptar a Jesucristo como nuestro Salvador, venimos a ser sus hijos/hijas. Y así
como nosotros siendo padres nos alegramos con el nacimiento de nuestros bebes,
Dios también como nuestro Padre Celestial, se alegra inmensamente cuando
“nacemos” en fe. El amor que El siente hacia nosotros nunca se termina. A pesar
de nuestras fallas y defectos, Dios nos ama y anhela que nosotros también le
amemos.
En esta Navidad, mi querido lector, le
animo a que le entregue su corazón a Jesús. El gozo, paz, y amor que usted va a
sentir es incomparable. Aun cuando llegan las pruebas y tiempos difíciles en
nuestras vidas, podemos tener la confianza de que no estamos solos porque Jesús
va a nuestro lado y nunca nos dejara. Si usted encomienda su vida completamente
a Dios, puede estar seguro de que el hará cosas maravillosas en ella. Solo en
Jesús podemos ser completos. Gracias a esto es que podemos celebrar la Navidad.
Oración sugerida: “Querido Dios, hay
tantas distracciones durante el tiempo de Navidad que a veces perdemos el
enfoque de la verdadera razón de la Navidad… Jesucristo. Permite que pueda
reconocer lo mucho que me amas y el gran sacrificio que hiciste por mi al
mandar a Jesús a este mundo. Ayúdame a nunca tomar eso a la ligera, y a estar
dispuesto a confiar mi vida a ti. En esta Navidad, yo te entrego mi corazón. Tu
diste todo por mí, permite que yo esté dispuesto a vivir cada día para ti. Te
agradezco. En el nombre de Jesús, amen.”
¡Feliz Navidad a usted y su familia!
Proverbios 23:26 (NVI).
|