Encuentros Diarios
Septiembre 18, 2019
Dichosos Los Que Lloran – Tercera Parte
"Al ver llorar a María y a los
judíos que la habían acompañado, Jesús se turbó y se conmovió profundamente. —¿Dónde lo han puesto? —preguntó. —Ven a verlo,
Señor —le respondieron. Jesús lloró."1
Hoy concluiremos nuestra serie sobre
el luto. Pero primero hay un par de cosas más que podemos ver.
En el Job 3 vemos la magnitud del dolor de Job. Está
en pleno luto. En el versículo 26 Job dice: " No
encuentro paz ni sosiego; no hallo reposo, sino solo agitación.” En los
próximos capítulos vemos una conversación continua con sus amigos. No
entraremos en todos los detalles, pero en Job 16:2-5 Job les dice: "Cosas como estas he escuchado
muchas; ¡valiente consuelo el de todos ustedes! ¿No habrá fin a sus peroratas? ¿Qué les irrita tanto que siguen contendiendo? ¡También
yo podría hablar del mismo modo si estuvieran
ustedes en mi lugar! ¡También yo pronunciaría bellos discursos en
su contra, meneando con sarcasmo la cabeza! ¡Les
infundiría nuevos bríos con la boca; les daría
consuelo con los labios!" Después de que Job
había escuchado a sus amigos, desalentando en lugar de alentar, finalmente
habla. En su respuesta vemos cómo exalta a Dios continuamente, incluso en medio
del profundo dolor que estaba experimentando.
Después de tanto sufrimiento, Job 38:1 dice:" El Señor le respondió a Job
desde la tempestad." Este versículo fue un recordatorio
importante para mí en mi época de tristeza. En el valle más oscuro, Dios está
allí. Incluso cuando no podemos orar, Dios está allí. En medio de la tormenta,
nos habla con amor y misericordia.
Otro pasaje de las Escrituras que Dios me recordó fue
el versículo principal de hoy. María y Marta le mandan decir a Jesús que su
amigo Lázaro está enfermo, pero él espera intencionalmente dos días antes de
ir. Jesús sabe que Lázaro morirá y que lo resucitará de entre los muertos, y
también sabe que Dios será glorificado a través de todo. Cuando llega y ve a
María y Martha llorando junto con los demás, estaba profundamente conmovido.
Entonces sucedió algo interesante. ¡Se dio tiempo para llorar! Como ya
mencionamos, Jesús sabía que levantaría a Lázaro de entre los muertos, pero
sintió el dolor y pauso para llorar con los que estaban de luto. Que hermoso ejemplo
nos dio Jesús.
Amigos, Jesús siente cuando estamos tristes, y estoy
segura de que llora con nosotros también porque nos ama. En el tiempo en que
necesitaba escuchar que estaba bien llorar y estar enojada por la situación que
estaba experimentando, Dios apareció de una manera significativa para asegurarme
que estaba bien y que no me amaría menos por estar de luto. Experimenté a Dios
de una manera completamente nueva durante ese tiempo. Hubo días en los que
podía sentirlo sosteniendome y susurrando palabras de esperanza en mi oído. ¿Perdí
la fe a través de esto? Para nada. Al contrario, mi fe se hizo más fuerte y
pude entender que Dios usaría mi experiencia para glorificarse a sí mismo
también.
Mi oración ha cambiado en los últimos meses, y quizá usted
se pueda relacionar a esta oración también: "Querido Dios, gracias por
amarme y sostenerme incluso en la tormenta más oscura. Gracias por ser el ejemplo
de darnos tiempo y gracia para sentir lo que necesitamos sentir en cada
temporada. Elijo creer que usarás la situación en la que estoy para que otros
lleguen a Ti. Eres mi fuerza y mi esperanza. Me aferro a ti y confío en que me
llevarás adelante. Gracias por escuchar y responder a mi oración. En el nombre
de Jesús. Amén."
1.
Juan
11:33-35 (NVI).
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