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Encuentros Diarios
Noviembre 22, 2021
Ejercita la gratitud
"Y cayó al suelo, a los pies de Jesús, y le agradeció
por lo que había hecho. Ese hombre era samaritano".1
A medida que he madurado, me he vuelto más consciente
y proactiva con mi salud. Soy muy consciente de lo que entra en mi cuerpo y
trato de elegir las mejores opciones cuando se trata de alimentos y productos
de cuidado personal. También hago ejercicio e incluyo una variedad de rutinas
para fortalecer diferentes músculos de mi cuerpo. Esto no solo beneficia mi
salud física, sino también mi salud emocional y cognitiva.
Al igual que los músculos de nuestro cuerpo necesitan
ser ejercitados, la gratitud también es un "músculo" que debemos
fortalecer diariamente. La gratitud no se programa automáticamente en nosotros
en el momento del nacimiento, sino que hacemos crecer este músculo con el
tiempo con la práctica y la experiencia. Independientemente de nuestra educación
o de quiénes somos, la gratitud es algo que debemos elegir intencionalmente.
Algunos podrían pensar que las personas que tienen más o tienen un estatus
social más alto estarían más agradecidas, pero ese no es siempre el caso. En la
historia de los Diez Leprosos en Lucas 17, vemos a 10 hombres con lepra
clamando por misericordia. Jesús tiene compasión de ellos y los sana a todos,
¡pero solo UNO regresó para agradecerle! Me parece interesante que el versículo
16 señale que fue un samaritano quien vino a agradecer a Jesús, porque en
aquellos días los samaritanos eran menosprecidos por los judíos y considerados
inferiores. Sin embargo, este samaritano demostró un nivel de gratitud que
ninguno de los otros leprosos mostró.
La gratitud es una condición del corazón. Al igual que
somos proactivos cuando se trata de elegir alimentos saludables para poner en
nuestros cuerpos, también debemos tener cuidado con lo que permitimos en
nuestras mentes y corazones. Si estamos permitiendo que cosas como la negatividad,
el orgullo, la amargura y la ira tomen lugar en nuestros corazones, será mucho
más difícil que la gratitud prevalezca. Sin embargo, si constantemente llenamos
nuestras mentes y corazones con humildad, generosidad, compasión, misericordia
y amor, ¡la gratitud florecerá!
¡Te animo a que te tomes un momento hoy para comenzar
a ejercer esos músculos de gratitud! Mira a tu alrededor y elige al menos una
cosa por la que puedas agradecer a Dios. Una vez que comiences a buscar cosas
para estar agradecido, ¡será difícil detenerse con una sola cosa!
Oración sugerida: Querido Dios, has hecho mucho por
mí. Ayúdame a nunca darlo por sentado, sino más bien déjame ser como el
samaritano cuya gratitud era demasiada para contener cuando cayó a tus pies.
Por favor, evita que todo el orgullo, el egoísmo y otros pensamientos negativos
ocurran en mi corazón. Lléname con tu amor, compasión y generosidad, y que
pueda cultivar un corazón de gratitud todos los días. Gracias por escuchar y
contestar mi oración. En el nombre de Jesús, amén.
Lucas
17:16 (NTV).
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