Encuentros Diarios
Diciembre 14, 2021
La historia de Navidad: María
"Aquí tienes a la sierva del Señor, contesto María. Que el haga
conmigo como me has dicho..."1
Se conoce poco acerca de los detalles de la historia personal de María,
sí sabemos que ella era de la tribu de Judá y del linaje de David (Salmo
132:11). Aún más importante que su historia, tal vez, es el hecho de que fue
elegida por Dios para ser la madre de nuestro Salvador, Jesús. Aunque perpleja
por el anuncio inicial, María se sometió a la voluntad de Dios y cantó:
"Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi
Salvador" (Lucas 1:46-47). Su embarazo tenía el potencial de despertar
muchas preguntas, no solo de José, sino de todos los que la rodeaban, sin
embargo, eligió confiar en Dios con su vida y fue utilizada para traer a Jesús
a este mundo.
Además de las incógnitas del embarazo en sí, también tuvo que enfrentar
el dolor de ver sufrir a su Hijo cuando llegó el momento de que fuera
crucificado. Siendo yo misma una madre, solo puedo imaginar el amor y el dolor
que sintió al verlo cumpliendo el propósito para el cual había sido enviado a
la tierra. La letra de la canción, "María sabias que" me viene a la
mente mientras me pregunto si realmente conocía la grandeza del bebé que estaba
meciendo en sus brazos. La canción dice:
"¿Sabías que tu hijo Jesús desde el cielo descendió y cuando besas
su mejilla besas el rostro de Dios?"
Qué asombroso y extraordinario privilegio y responsabilidad se le dio al
ser la madre de Jesús aquí en la tierra. Siendo completamente humana, Dios
consideró apropiado usarla debido a su devoción y obediencia a Él.
Cada día está lleno de incógnitas en nuestra vida personal.
Experimentamos una miríada de emociones al recibir tanto las bendiciones como
las pruebas que se nos han dado. Como María, que tengamos la humildad y la
gracia de alabar a Dios en medio de las incógnitas y someternos a Su plan y
propósito para nosotros.
Querido Dios, gracias por enviar a tu Hijo a la tierra para ser nuestro
Salvador. Gracias también por el ejemplo de fidelidad y obediencia que tenemos
en María. Ayúdame a someterme a tu voluntad y confiar en que tus planes son
perfectos, incluso cuando no conozco todos los detalles. Gracias por las
grandes cosas que puedes hacer a través de la gente común, como yo, cuando
estamos dispuestos y disponibles. En el precioso nombre de Jesús, Amén.
Lucas 1:38 (NVI).
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