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Encuentros Diarios
Diciembre 31, 2021
Mantén tus ojos en Jesús
"Por lo tanto, ya que estamos
rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe, quitémonos todo
peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace
tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por
delante. Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y
perfecciona nuestra fe..."1
Hace muchos años, un hombre contrató a
un guía experimentado para que lo guiara en una caminata por los Alpes suizos.
Después de muchas horas, llegaron a un alto y remoto paso de montaña. Para
consternación del hombre, vio que el camino casi había sido lavado. ¿Qué podía
hacer? A la izquierda había un acantilado de roca escarpada, a su derecha, un
precipicio que cayó casi 1000 pies. Mirando hacia abajo, sintió que su cabeza
se desmayaba y sus rodillas comenzaban a doblarse. En ese momento su guía grito:
"No mires hacia abajo o eres un hombre muerto, mantén tus ojos en mí, y
donde yo pongo mis pies, pon los tuyos allí también".
El hombre hizo lo que se le indicó y
pronto, pasó del peligro a la seguridad.2
Mañana comienza un nuevo año, y este es un buen consejo para todos
nosotros. Nadie
sabe lo que nos espera. Lo único que sabemos es lo que está sucediendo en este
momento. Todos tenemos planes y sueños, pero los tiempos y las estaciones de la
vida están en las manos de Dios. Tarde o temprano, llegaremos a un paso peligroso donde el camino a seguir parece estar borrado. En ese momento podemos entrar en pánico y caer en
terribles problemas, o podemos fijar nuestros ojos en el Señor Jesús y seguir cuidadosamente sus pasos
ante nosotros. Si lo seguimos, podemos
estar seguros de que estaremos a salvo
independientemente del miedo y la
incertidumbre.
Te animo, amigo, a dejar atrás el peso
del pasado y aferrarte a la esperanza de la nueva vida en Cristo. Dios siempre
es fiel. Confía en él y deja que sea tu guía en todo lo que hagas.
Oración sugerida: Querido Dios, al
comenzar este nuevo año, te pido que me ayudes a dejar atrás el pasado. No
quiero cargar con el dolor, la amargura y la ira que pueda tener. En cambio, elijo dejarlos a tus pies y seguir tus
pasos hacia el futuro satisfactorio que tengo por delante. Incluso en tiempos
de incertidumbre,
ayúdame a aferrarme fuertemente a tu mano y confiar en tu voluntad. Gracias por
escuchar y contestar mi oración. En el nombre de Jesús, amén.
Hebreos 12:1-2 (NTV). www.sermoncentral.com
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