Encuentros Diarios
Febrero 09, 2022
Tratando a los demás como a ti mismo
"Así que, traten a los demás
como les gustaría que los trataran a ustedes..."1
Había una serpiente, el cual
era el animal más malo del bosque. Le encantaba acercarse sigilosamente a los
otros animales y morderlos con sus afilados colmillos. Había mordido a todos
los que alguna vez habían intentado ser sus amigos; por lo tanto, no tenía un
solo amigo en todo el mundo, ni siquiera uno.
Un día, se sentía muy solo.
Nadie lo dejaba acercarse lo suficiente como para dar los buenos días. Mientras
se deslizaba alrededor de un pequeño árbol, vio la parte trasera de una
serpiente al otro lado. "Saludos-s-s. Es-s-s un bonito día, ¿verdad?",
silbó con su voz más amable y amigable.
Realmente trató de ser
amigable. Pensó lo agradable que sería tener al menos un amigo, pero mientras
observaba la parte trasera de esa serpiente que yacía allí, tan quieta, tan
expuesta, tan vulnerable, simplemente no pudo evitarlo.
Mostró sus colmillos y su
cabeza se disparó hacia adelante en un rayo. Sus afilados colmillos golpearon
su objetivo y se hundieron profundamente en la carne desnuda. En ese mismo
instante, sintió un dolor horrible en su propia cola, al igual que alguien lo
había mordido.
"¡Yowch!", Gritó.
Al principio, estaba
enojado, pero luego se dio cuenta de lo que había sucedido. ¡Se había acercado
sigilosamente a sí mismo y se mordió la cola! Rápidamente miró a su alrededor
con la esperanza de que nadie hubiera visto lo que había hecho, pero justo
cuando comenzó a deslizarse por un agujero, escuchó un grito de los árboles y un
búho dijo:
"Ten cuidado con el
daño que piensas hacer, porque el hacer el mal es pecado. El dolor que causas puede
volver a casa y lastimarte al final."2
En pocas palabras, Dios ha puesto a las personas en nuestras vidas para
que podamos poner en práctica la misma bondad que Él nos muestra a diario. Pero cuando elegimos retener esa bondad en la
forma en que tratamos a los demás, en última instancia, simplemente nos
lastimamos a nosotros mismos porque nos perdemos las grandes bendiciones y el
gozo que vienen con compartir relaciones cercanas con los demás.
Oración sugerida: Querido Dios, te pido que nunca me dejes perder la
oportunidad de compartir el amor y la bondad que me has dado con los demás.
Ayúdame a apreciar a los amigos que has puesto en mi camino, y que pueda
tratarlos de la manera en que me gustaría ser tratado. Gracias por escuchar y
contestar mi oración. En el nombre de Jesús, amén.
Mateo 7:12 (PDT). www.sermoncentral.com
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