Encuentros Diarios
Febrero 17, 2022
El amor no es orgulloso
"…El amor no es presumido ni orgulloso.”1
C.S. Lewis dice del orgullo: "No hay culpa que
haga que un hombre sea más impopular, y ninguna culpa de la que seamos más
inconscientes en nosotros mismos. Y cuanto más lo tenemos nosotros mismos, más
nos disgusta en los demás. El vicio del que estoy hablando es el orgullo o la
vanidad".
El orgullo pecaminoso implica pensar demasiado de uno
mismo y menospreciar a los demás. En el momento en que permitimos que el
orgullo tenga lugar en nuestro corazón, se convierte en un obstáculo para que
el amor fluya.
El orgullo tiene la necesidad de tener la última
palabra y cree que siempre está en lo correcto. El orgullo lucha por perdonar
porque se niega a ver nuestros propios errores. Esta falta de perdón conduce al resentimiento
y la amargura. El orgullo siempre es culpar a los demás
porque no asumirá la responsabilidad personal ni aceptará las consecuencias de
nuestras acciones. El orgullo derriba a los demás, pero
el amor edifica y anima a los demás.
Cuando nos libramos del orgullo y venimos a Cristo con
un corazón humilde, esto nos pone en la posición de amar y ser amados. Cuanto
más humildemente aceptamos el amor que Dios nos ofrece, más capaces somos de amar genuinamente a los demás.
Podemos dejar ir el orgullo y experimentar el amor
verdadero cuando aceptamos el hecho de que, sin Cristo, no somos nada y todo lo que somos es
debido a Su gracia y misericordia en nuestras vidas. Como nos dice la
Escritura: "Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los
humildes". (Santiago 4:6)
La ausencia de orgullo es la clave para relaciones
sanas. En lugar de exigir con orgullo nuestro propio bien, el amor nos permite
buscar el éxito y el bienestar de los demás también. El amor no llama
constantemente la atención sobre nuestros propios logros o acciones, sino que
busca servir a los demás como Cristo nos ha llamado hacerlo.
Oración sugerida: Querido Jesús, tú eres el ejemplo
perfecto de cómo un espíritu humilde es clave en la construcción de relaciones
con los demás. Siendo Dios, dejaste tu trono para venir y estar en relación con
nosotros. Llegaste a los perdidos y necesitados, a los quebrantados y cansados,
y diste esperanza. Por favor, protege mi corazón del orgullo para
que tu amor pueda fluir libremente a través de mí a los demás. Gracias por
escuchar y contestar mi oración. En el nombre de Jesús, amén.
1
Corintios 13:4 (NBV).
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