Encuentros Diarios
Febrero 24, 2022
El amor se regocija con la verdad
"El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la
verdad."1
Estamos a más de la mitad de nuestra serie sobre el tipo de amor del que
se habla en 1 Corintios 13. Este es el amor de Dios. A través de la descripción
del amor en los versículos 4-8, vemos el amor perfecto e incondicional que Dios
tiene por nosotros. Su amor es como un diamante hermoso e impecable que brilla
más a través de cada punto. Una faceta de este diamante (el amor de Dios) es
que no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad.
En el principio, el hombre fue hecho a semejanza e imagen de Dios, pero
esa imagen se tiñó de pecado cuando el hombre eligió desobedecer a Dios. Esta
desobediencia resultó en una naturaleza pecaminosa que heredamos. Esta
naturaleza pecaminosa tiene la tendencia a deleitarse en la maldad y alejarse
de la verdad, que es lo opuesto a lo que es y hace el amor de Dios. Esta es
exactamente la razón por la que Jesús vino a morir en la cruz. Porque es sólo a
través de Él que podemos ser limpiados de este pecado y una vez más ser hechos
nuevos en Cristo. En Cristo llegamos no sólo a conocer la verdad, sino
que somos capaces de regocijarnos en esta verdad. Es a través de la fuerza que encontramos en
Cristo que somos capaces de resistir al diablo y despreciar el mal o la
injusticia.
Todos los días nos enfrentamos a la elección de deleitarnos en el mal o
regocijarnos en la verdad. La capacidad de elegir la verdad será mucho más
fácil cuando estemos arraigados en la Palabra de Dios y nos sometamos
diariamente a Su voluntad. Entonces somos capaces de, no sólo regocijarnos o
celebrar nuestras victorias, sino también las victorias de los demás al elegir
la verdad, la justicia, y la rectitud basada en Cristo.
La verdad es una faceta del amor de Dios que es pura e incondicional.
Cuanta más verdad prevalezca en nuestras vidas, más crecerá en nosotros el amor
de Dios y brillará a quienes nos rodean.
Oración sugerida: Querido Dios, enséñame tus caminos y guíame en tu
verdad. El deseo es conocer Tu verdad
más cada día y regocijarme en ella. Gracias porque, en Jesús, soy hecho nuevo y
la naturaleza pecaminosa que había heredado es cosa del pasado. Estoy abrumado
por la misericordia, la gracia y el amor que me has otorgado. Ayúdame a amarte
y a amar a los demás cada día más. En el nombre de Jesús, Amén.
1 Corintios 13:6 (NVI).
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