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Encuentros Diarios
Marzo 01, 2022
El amor nunca falla
"El fiel amor del Señor nunca se acaba! Sus misericordias jamás
terminan.”1
En 1989, un terremoto de 8.2
casi arrasó Armenia, matando a más de 30,000 personas en menos de cuatro
minutos. En medio de esta tragedia, el corazón de este padre amoroso es una
lección para todos.
En medio del caos y la
destrucción, corrió a la escuela de su hijo. Pero en lugar de una escuela,
encontró un montón de escombros sin forma. Imagina lo que pasó por su mente. En
el caso de este padre, la visión de los escombros y la ruina lo hizo entrar en
acción. Corrió a la esquina trasera del edificio donde solía estar la clase de
su hijo y comenzó a cavar. ¿Por qué? ¿Qué esperanza real tenía? ¿Cuáles eran
las posibilidades de que su hijo pudiera haber sobrevivido tal destrucción?
Todo lo que sabía era que había hecho una promesa de estar siempre allí para su
hijo. Fue esta promesa la que animó sus manos y motivó su corazón.
Cuando comenzó a cavar,
padres con buenas intenciones trataron de sacarlo de los escombros diciendo:
"¡Es demasiado tarde!" "¡Están muertos!" "¡No puedes
ayudar!" "¡Vete a casa!" "¡No hay nada que puedas
hacer!" Luego, el jefe de bomberos trató de sacarlo de los escombros
diciendo: "Los incendios y las explosiones están sucediendo en todas
partes. Estás en peligro. ¡Vete a casa!" Finalmente, la policía vino y
dijo: "Se acabó. Estás poniendo en peligro a los demás. Vete a casa. ¡Lo
manejaremos!"
Pero este padre continuó
cavando durante ocho ... 12 ... 24 ... 36 horas. Luego, en la hora 38, retiró
una roca y escuchó la voz de su hijo. Inmediatamente, gritó:
"¡ARMAND!" De vuelta vinieron las palabras: "¿¡Papá!? ¡Les dije!
Les dije a los otros niños que, si todavía estabas vivo, ¡me salvarías! ¡Me
prometiste que siempre estarías aquí para mí! ¡Lo hiciste, papá!"2
La historia del padre de
Armand es una imagen maravillosa y vívida del amor de Dios. Durante las últimas
dos semanas, hemos estado revisando cada rasgo de amor de 1 Corintios 13, y
encuentras muchos de ellos en esta historia. Al igual que este padre, nuestro
Padre Celestial cumple sus promesas. Siempre podemos contar con que Él esté
allí para nosotros. Él nunca nos deja. Él no se da por vencido cuando las cosas
se ponen difíciles, sino que interviene y nos da fuerza para seguir adelante.
Su amor por nosotros es incondicional y NUNCA falla.
Oración sugerida: Querido
Padre Celestial, gracias por estos ejemplos de amor que una vez más me
recuerdan de TU gran amor por mí. A pesar de mis fracasos o las situaciones
difíciles que surgen en mi vida, gracias por cumplir siempre tus promesas. Sé
que siempre puedo contar contigo y confiar en ti completamente porque me amas.
A medida que recibo y descanso en tu amor, por favor ayúdame a practicar amar a
los demás también. Gracias por escuchar y contestar mi oración. En el nombre de
Jesús, amén.
Lamentaciones 3:22 (NTV). Tomado del libro de Max Lucado, "He
Still Moves Stones".
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