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Encuentros Diarios
Marzo 22, 2022
El juego de nombres
"Tu nombre ya no será Jacob –
le dijo el hombre. De ahora en adelante, serás llamado Israel, porque has luchado
con Dios y con los hombres, y has vencido."1
Disfruto viendo una buena película de espionaje donde el protagonista
tiene que cambiar su identidad para ir encubierto o esconderse. Pasan por un
cambio de nombre y, a veces, por un aspecto completamente nuevo; ¡obtienen una
nueva identidad y, literalmente, se convierten en una persona completamente
nueva!
En la Biblia, Dios ocasionalmente cambiaba el nombre de alguien cuando lo
necesitaba para convertirse en una nueva persona que traería gloria a Su
nombre. La semana pasada, vimos que Dios cambió el nombre de Abram y Sarai a
Abraham y Sara; nombres que pasarían a la historia como el Padre y la Madre de
muchas naciones. Años más tarde, el nieto de Abraham también pasó por un cambio
de identidad.
Jacob nació gemelo, gemelo fraterno, físicamente era muy diferente a su
hermano. Sin embargo, Jacob luchó con la crisis de identidad de no nacer
primero. Mientras estaba en el vientre, Jacob luchó para salir adelante
agarrando a su hermano por el talón, y más tarde en la vida chantajeó a su
hermano cambiándole un plato de sopa por el derecho a ser el primogénito. Y,
mientras su padre agonizaba, Jacob engañó a su padre vistiéndose como su gemelo
y reclamando la bendición y la herencia destinadas al primogénito: su hermano.
Jacob no tenía un buen historial y, desafortunadamente, manchó su nombre. Pero
Dios tenía planes más grandes para Jacob que requerían que pasara por un cambio
de identidad. Dios había planeado que Jacob fuera el padre de las doce naciones
de Israel, una nación que lleva el nombre de cada uno de sus doce hijos.
Entonces Dios cambió adecuadamente el nombre de Jacob (que significa
"engañador") a Israel (que significa "lucho con Dios" y
"triunfante"). Jacob tuvo que apartarse de sus costumbres engañosas
para convertirse en el hombre que Dios necesitaba que fuera y lo hizo. Buscó el
perdón de su hermano y permitió que el Señor lo usara de una manera poderosa.
Bajo un nuevo nombre, Dios permitió que Israel fuera recordado como un hombre
que fue cambiado por Dios.
Nuestra nueva identidad en Cristo nos permite el privilegio de dejar
atrás lo que fuimos y llegar a ser conocidos como seguidores de Cristo, fieles
y honorables, trayendo gloria a Dios en todas las cosas. ¿No es hora de que
cambiemos nuestro nombre?
Oración sugerida:
Querido Señor, tienes la reputación de usar a las personas más
desagradables y usarlas para tu gloria. Sé que, a pesar de mi pasado, tus
planes para mí son grandes. Hoy, busco una nueva identidad en ti y te pido que
cambies mi nombre por uno que te traiga honor y gloria. En el nombre de Jesús,
Amén.
Génesis 32:28.
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