Encuentros Diarios
Junio 27, 2022
Usando los dones que Dios nos ha dado
"La
mujer dio a luz un niño y lo llamó Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo.”1
Antes
de que hubiera reyes en Israel, el Señor usaba jueces para guiar a Su pueblo.
Entre estos jueces de Israel, encontramos a Sansón. No sabemos mucho de la
forma en que Sansón juzgó a los israelitas, más bien las historias que
conocemos de Sansón están relacionadas con su fuerza física; el don especial
que Dios le había dado. Sansón es mejor recordado por el hecho de que su
increíble fuerza estaba vinculada a su cabello. No era que su fuerza viniera de
su cabello, sino más bien del hecho de que Dios había instruido que una navaja
nunca debería venir sobre su cabeza (Jueces 13:5).
Sansón
creció en los caminos del Señor, instruido por sus padres, por lo que fue una
gran sorpresa para ellos cuando Sansón comenzó a mostrar un lado rebelde que
iba en contra de las reglas que Dios había establecido para su vida. Sansón
había desarrollado un espíritu orgulloso y con frecuencia abusaba del don de la
fuerza que Dios le había dado. Sansón se hizo conocido por sus violentos actos
de venganza contra aquellos que le hicieran daño, y muchos trataron de matarlo
a cambio. Se enamoró de las mujeres equivocadas que nunca le fueron fieles y lo
traicionaron hasta el punto de la ruina. Una parte bien conocida de la historia
de Sansón es cuando, tras su total persistencia, Sansón le contó a Dalila el
secreto de su fuerza, y ella procedió a que le quitaran el cabello, lo que
resultó en la pérdida de su fuerza. Sansón había tomado su don a la ligera y el
Señor le había permitido perderlo.
Dios
nos ha dado a cada uno de nosotros un don, un talento para ser usado para Su
gloria. Para algunos el Señor dotó habilidades de liderazgo, y para otros un
espíritu misericordioso. Algunos tienen el don de la administración, y otros tienen
la fuerza para guiar a los débiles. Cuando abusamos de esos dones, los tomamos
a la ligera o simplemente nos negamos a usar esos dones para el Señor, corremos
el riesgo de perder las bendiciones que de otro modo podrían recibirse al tener
esos dones. Sansón aprendió esta lección de la manera difícil, y la pérdida de
su don fue su destrucción. En el momento más bajo de Sansón clamó al Señor.
Dios, en Su misericordia, devolvió su don en su estado más débil y permitió que
Sansón lo glorificara con su fuerza una vez más.
Nuestros dones dependen de nuestra relación con el Señor. ¡Él puede
usarnos en cualquier momento de nuestras vidas siempre y cuando busquemos
traerle gloria primero!
Oración sugerida:
Querido Señor, gracias por bendecirme con dones
que pueden traerte gloria. Ayúdame a buscar oportunidades para usar mis dones
de maneras que te honren. En el nombre de Jesús, Amén.
Jueces
13:24.
El Encuentro de hoy fue escrito por: Verónica B.
|