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Encuentros Diarios
Julio 08, 2022
Una frontera abierta a la libertad
"Pues él nos rescató del reino de la oscuridad y nos trasladó al
reino de su Hijo amado, quien compro nuestra libertad y perdono nuestros
pecados."1
Janet Daley escribe:
"Durante la Segunda Guerra Mundial, el filósofo judío Walter Benjamin huyó
a través de Europa de los nazis. Después de semanas de correr y esconderse a
través de la Francia ocupada, llegó a su anhelado destino de España, desde
donde habría sido posible escapar a América.
Pero el día que llegó, la
frontera española, que se sabía que estaba abierta hasta ese momento, estaba
cerrada. Benjamín se suicidó desesperado. Con la más extraña de las paradojas,
la frontera se reabrió al día siguiente. El cierre había sido solo una
contingencia temporal".
Después de esforzarse,
correr y esconderse, Benjamín había perdido la esperanza. Había llegado a una
frontera cerrada, no había salida.2
Tal vez te estás esforzando,
trabajando tan duro para hacer el bien, con el fin de ser justificado ante
Dios. Pero en el momento en que crees que estás progresando con tus propios
esfuerzos, encuentras que la "frontera está cerrada", y no puedes
eliminar la culpa y el peso de tu pecado. O tal vez el peso de este mundo se ha
vuelto demasiado para soportar, y sientes que te estás ahogando solo en estrés
y desesperación. Puede ser imposible hacerlo por nuestra cuenta, pero cuando venimos a Cristo,
encontramos esperanza, perdón de todos nuestros pecados, y verdadera libertad.
La frontera a Su Reino siempre está abierta, y Él está listo para darte la bienvenida
en sus amorosos brazos.
Recientemente
tuve un amigo que se quitó la vida, y aunque nunca podemos saber los
pensamientos exactos que llevan a alguien a ese momento y acción, no puedo
evitar pensar "¡Si tan solo hubiera clamado a Dios!" "¡Si tan
solo se hubiera acercado a alguien en busca de ayuda!" Sé por experiencia
personal que Dios se da a conocer a nosotros cuando lo invocamos. En mis horas más oscuras, en los momentos en
que me he sentido más sola, es cuando sentí a Dios más cerca. Hablo con él de
la manera más genuina y transparente. ¡Él conoce cada sentimiento porque se lo
cuento todo! Te animo, amigo, a llevar tu corazón a Dios. Él no nos condena,
sino que es compasivo y nos ama incondicionalmente. Él se preocupa profundamente
y quiere liberarnos de lo que sea que estemos llevando.
Oración
sugerida: Querido Dios, a menudo es fácil ser consumido por lo que estoy
sintiendo o el peso que estoy cargando. Ya sea pecado o simplemente el estrés
de la vida, te pido que me des la fuerza para venir a ti. Tus
"fronteras" nunca se cierran, y estás esperando para darme descanso y
verdadera libertad. Gracias por nunca dejarme o abandonarme. Te amo, Señor. En
el nombre de Jesús, amén.
Colosenses 1:13-14 (NTV).
www.sermoncentral.com
El Encuentro de hoy fue escrito por: Crystal B.
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