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Encuentros Diarios
Julio 22, 2022
La Piedra Preciosa
"El generoso prosperará, y el que reanima a otros será reanimado."1
Un día, una anciana viajaba por las montañas. En su
camino, encontró una piedra preciosa, la recogió y admirando su belleza, la
colocó en su bolso y continuó su viaje. Al día siguiente conoció a otro viajero
que tenía hambre y le pidió comida. Cuando ella abrió su bolso para darle al
hombre algo de comer, él notó la piedra preciosa en su bolso. Conociendo el
valor de la piedra y queriéndola para sí mismo, el hombre le pidió a la anciana
que le diera la piedra en su lugar. La mujer le dio la piedra preciosa sin
dudarlo y continuó su viaje. El hombre estaba feliz de obtener esa piedra
preciosa, sabía que con esa piedra nunca más tendría que preocuparse por la
comida, ¡ya que le otorgaría riqueza para toda la vida! Pero después de unos
días el hombre regresó a la montaña con la piedra preciosa. Buscó a la mujer
que había encontrado en las montañas, porque quería devolverle la piedra.
Después de algunas búsquedas, la encontró. Se acercó a ella y le dijo: "Oh,
gracias por darme la piedra preciosa el otro día, pero he venido a devolvértela
con la esperanza de que puedas darme algo aún más precioso. ¡Por favor, dame lo
que tienes dentro de ti que te permitió darme la piedra sin dudarlo!"
La generosidad es un regalo que muchos de nosotros
damos por sentado. La generosidad es una virtud que poseemos, más valiosa que
cualquier piedra preciosa. Cada uno de nosotros tiene dentro de nosotros ser
una persona generosa, pero muchas veces elegimos retener nuestra generosidad de
los demás porque no la merecen. Sin embargo, ser generoso no solo bendice al
receptor, sino también al dador. Cuando el receptor es bendecido y se da cuenta
de que tu generosidad lo causó, eres bendecido porque esa persona se ha vuelto
generosa a cambio. Tenemos la bendición de bendecir a otros, ¡una cadena
generosa, no destinada a romperse! Sé generoso... ¡Otros también querrán lo que tienes!
Oración sugerida:
Querido Señor, tú eres el mayor ejemplo de generosidad
que tenemos. Tú diste tu regalo más valioso, tu Hijo, a un mundo indigno sin
ninguna vacilación, para que pudiéramos tener una vida abundante en ti. Te pido
que me hagas generoso también, para que otros vean el valor de tu Salvación en
mí. En el nombre de Jesús, Amén.
Proverbios
11:25.
El Encuentro de hoy fue escrito por: Verónica B.
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