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Octubre 11, 2022

"El chismoso anda contando secretos; pero los que son dignos de confianza saben guardar una confidencia."¹

"Mi nombre es Chisme. No tengo respeto por la justicia. Mutilo sin matar. Rompo corazones y arruino vidas. Soy astuto y malicioso y reúno fuerzas con la edad. Cuanto más se me cita, más se me cree. Prospero en todos los niveles de la sociedad. Mis víctimas están indefensas. No pueden protegerse contra mí porque no tengo rostro. Rastrearme es imposible. Cuanto más lo intentas, más áspero me vuelvo. No soy amigo de nadie. Una vez que empaño una reputación, nunca es lo mismo. Derribo gobiernos, destruyo matrimonios y arruino carreras, causo noches de insomnio, angustias e indigestión. Genero sospechas y dolor. Hago llorar a personas inocentes en sus almohadas. Incluso mi nombre silba... Causo dolores de cabeza. Antes de repetir una historia, pregúntate, ¿Es verdad? ¿Es justo? ¿Es necesario? "²

Antes de hablar, especialmente cuando se trata de otra persona, debemos asegurarnos de que lo que estamos diciendo sea verdad. Siempre debemos tratar de edificar a los que nos rodean con nuestras palabras, en lugar de hablar solo para hacer ruido. El chisme no tiene lugar dentro del pueblo de Dios, sin embargo, lamentablemente, he visto surgir muchos problemas, muchas relaciones destruidas y muchas personas abandonar la iglesia por ello.

Invirtamos siempre nuestro tiempo en cosas que sean provechosas para el crecimiento del Reino de Dios, y abstengámonos de involucrarnos en chismes, tanto directa como indirectamente.  La forma en que hablamos con o sobre los demás, dirá mucho acerca de nuestra relación con Cristo. Santiago 1:26 dice: "Si alguien se cree religioso, pero no le pone freno a su lengua, se engaña a sí mismo, y su religión no sirve para nada.” Que tremendo, ¿no? Que otros sepan sin lugar a duda que somos verdaderos cristianos por la forma en que animamos a los demás con nuestras palabras.

Oración sugerida: Querido Dios, por favor mantenme alejado de todas las formas de chismes. Ayúdame a apartarme de las conversaciones ociosas y, en cambio, tratar de asociarme con aquellos que se están edificando entre sí. Quiero complacerte con mis pensamientos y palabras, y quiero que otros se acerquen a ti por la forma en que vivo. Gracias por escuchar y contestar mi oración. En el nombre de Jesús, amén.

1. Proverbios 11:13 (NTV).

2. Laura Schlessinger, Los Diez Mandamientos: El significado de las Leyes de Dios en la Vida Cotidiana, p. 203.